06/11/2025@20:22:08
El calentamiento global, los incendios forestales y las plagas están amenazando gravemente los bosques del planeta, según expertos de la ONU. En 2021, se quemaron 12,6 millones de hectáreas de bosque y 73 millones fueron afectadas por insectos y enfermedades. A pesar de un aumento del 11% en el almacenamiento de carbono desde 1990, la crisis climática pone en riesgo estos logros. La Comisión Económica de las Naciones Unidas para Europa advierte que si estas tendencias continúan, los bosques podrían convertirse en fuentes de emisiones de carbono, socavando los objetivos climáticos globales. Se hace un llamado urgente a los líderes mundiales para fortalecer la protección forestal antes de la cumbre COP30 en Brasil.
El año 2025 se perfila como uno de los más cálidos en la historia, según la Organización Meteorológica Mundial (OMM). Las concentraciones de gases de efecto invernadero alcanzan niveles récord, y el retroceso de glaciares y hielo marino continúa a un ritmo alarmante. Entre enero y agosto de 2025, la temperatura media global fue 1,42°C superior al promedio preindustrial. La OMM destaca que los océanos también registran temperaturas sin precedentes, lo que provoca olas de calor marinas y alteraciones ecológicas. Además, eventos climáticos extremos como inundaciones e incendios forestales han aumentado significativamente. A pesar de la mejora en sistemas de alerta temprana, aún muchos países carecen de protección adecuada. La situación actual subraya la urgencia de actuar para mitigar el calentamiento global y sus consecuencias devastadoras.
En 2024, la concentración de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera alcanzó niveles récord, marcando un incremento alarmante que podría intensificar el calentamiento global y provocar fenómenos meteorológicos extremos. Según la Organización Meteorológica Mundial (OMM), las emisiones continúan creciendo debido a actividades humanas, incendios forestales y una disminución en la capacidad de absorción de los sumideros naturales. Este aumento se ha triplicado desde la década de 1960, con un incremento histórico de 3,5 partes por millón entre 2023 y 2024. Además, otros gases de efecto invernadero como el metano y el óxido nitroso también han establecido nuevos récords. La OMM destaca la necesidad urgente de monitorear y reducir estas emisiones para mitigar sus efectos en el clima y la economía global.
Diana Morant, ministra de Ciencia, Innovación y Universidades, ha visitado el Buque de Investigación Oceanográfica 'Hespérides' en la Antártida, destacando su diseño para realizar investigación científica multidisciplinar en todos los océanos del mundo. Esta visita se enmarca dentro de la XXXVIII Campaña de Investigación Antártica Española, que cuenta con un presupuesto de 18,5 millones de euros y la participación de cerca de 300 personas. El 'Hespérides' apoya proyectos sobre el impacto del calentamiento global y la contaminación marina, además de ser fundamental para las investigaciones científicas españolas en regiones polares.
En los últimos dos años, un sistema que detecta fugas importantes de ese gas notificó 1200 casos a gobiernos y empresas, pero sólo el 1% atendió las alertas pese a que muchas veces las reparaciones son por demás simples. “Estamos hablando literalmente de apretar los tornillos con más fuerza en algunos casos”, apunta la responsable de la agencia de la ONU para el medio ambiente.
Europa es el continente que más rápidamente se está calentando. La crisis climática condujo a que 2023 fuera conjuntamente uno de los dos años más cálidos jamás registrado en Europa. Con un número récord de días con "estrés térmico extremo", las muertes relacionadas con el calor fueron superior a la normal.
La agencia de meteorología advierte que el mes de agosto ha sido en conjunto 1,5ºC más cálido que la media preindustrial de 1850-1900, las temperaturas globales de la superficie del mar han alcanzado máximos sin precedentes y el hielo marino antártico su mínimo histórico para esta época del año. Por su parte, la contaminación atmosférica ya causa 6,7 millones de muertes anuales.
La preocupante expansión de los proyectos de petróleo, gas y carbón, a pesar de que la ciencia nos dice que los combustibles fósiles deben permanecer bajo tierra para evitar los peores impactos del cambio climático, fue el centro de las discusiones durante el “Día de la Energía”, en la COP27, con muchos expertos temiendo que la meta de frenar para fin de siglo el calentamiento global a 1,5°C pueda estar en peligro.
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Los nuevos compromisos climáticos de los países son insuficientes para frenar el calentamiento global, según el último Informe sobre la Brecha de Emisiones del PNUMA. A pesar de algunos avances, las proyecciones de aumento de temperatura se sitúan entre 2,3 y 2,5 °C, muy por encima de los objetivos del Acuerdo de París. Se requieren reducciones anuales de emisiones del 35% al 55% para alinearse con las metas de 1,5 °C y 2 °C. La retirada de Estados Unidos del tratado ha contrarrestado logros previos. El informe enfatiza la necesidad urgente de acciones climáticas más ambiciosas y destaca que existen soluciones tecnológicas disponibles para lograrlo.
La Organización Meteorológica Mundial ha informado que el fenómeno de La Niña podría regresar entre septiembre y noviembre, pero esto no detendrá el calentamiento global provocado por la actividad humana. A pesar de un 55% de probabilidad de enfriamiento en el Pacífico ecuatorial, se prevé que las temperaturas se mantengan superiores a lo normal. La OMM subraya que el 90% del exceso de calor del calentamiento global se almacena en los océanos, lo que resalta la importancia de monitorear estos cambios para mitigar sus efectos. Además, cada año de la última década ha estado entre los más cálidos registrados, con 2024 marcando temperaturas excepcionales. Las medidas climáticas urgentes son necesarias para enfrentar esta crisis.
Investigadores de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) y del CSIC han publicado un artículo en The Conversation sobre la importancia de la Antártida en las corrientes oceánicas y su impacto climático. Marina Gutiérrez, Borja Aguiar y Marta Umbert analizan cómo la proyección de Spilhaus resalta el papel central del continente helado en la circulación termohalina, que redistribuye el calor en el planeta. Este estudio es crucial para entender cómo el calentamiento global afecta estas corrientes y, por ende, el clima terrestre. La investigación destaca que el deshielo antártico altera la densidad del agua, lo que repercute en las corrientes oceánicas esenciales para el equilibrio climático.
Un informe en el que participa la agencia meteorológica de la ONU advierte que los niveles de gases de efecto invernadero y las temperaturas mundiales siguen batiendo récords. La responsable del organismo pide a los Estados aprovechar la “oportunidad excepcional” que supone la Cumbre del Futuro y tomar medidas “urgentes y ambiciosas”.
La OMM recuerda que los efectos del fenómeno sobre la temperatura global suelen producirse al año siguiente de su desarrollo, en este caso 2024. Sin embargo, como consecuencia de las altas temperaturas registradas en la superficie terrestre y marina desde junio, 2023 va camino de convertirse en el año más cálido jamás registrado, por lo que el año que viene lo podría ser aún más.
El fenómeno meteorológico de La Niña, que tiene un efecto de enfriamiento, impidió que el 2022 fuera el año más cálido de la historia. La temperatura media mundial en 2022 se situó en torno a 1,15 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales (1850-1900), frente a los 1,09 grados registrados entre 2011 a 2020, indicando que el calentamiento global a largo plazo no muestra signos de detenerse.
Las actividades humanas continuaron creciendo sin descanso durante el segundo año de pandemia llevando a cuatro medidores del calentamiento global a establecer marcas históricas. Para el titular de la ONU, estos indicadores son una sombría confirmación del fracaso de la humanidad en detener el cambio climático.
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