Demencia

02/10/2025@19:08:56

La enfermedad de Alzheimer es la principal causa de demencia y plantea grandes desafíos tanto para quienes la padecen como para sus cuidadores. Esta enfermedad neurodegenerativa provoca cambios progresivos en el cerebro, afectando áreas cruciales para la memoria, el lenguaje y las emociones. Los primeros daños se producen por la acumulación de proteínas tóxicas, como las placas de beta-amiloide y los ovillos de proteína tau, que destruyen neuronas y desencadenan inflamación crónica. Las regiones más vulnerables incluyen la corteza entorrinal y el hipocampo, esenciales para la formación de recuerdos y la orientación espacial. A medida que avanza la enfermedad, se ven afectadas otras áreas del cerebro, lo que lleva a un deterioro significativo en las funciones cognitivas y motoras. Comprender estos cambios es fundamental para abordar la enfermedad con empatía y desarrollar estrategias de apoyo adecuadas.

La enfermedad de Alzheimer plantea interrogantes sobre la identidad y la memoria. A pesar de que esta enfermedad neurodegenerativa afecta la capacidad de recordar, estudios sugieren que ciertos aspectos de la identidad pueden mantenerse e incluso fortalecerse en fases avanzadas. La identidad se compone de dos dimensiones: personal, relacionada con la percepción interna de uno mismo, y social, que depende de las interacciones y el reconocimiento en la comunidad. Estrategias como intervenciones de reminiscencia y trabajo biográfico son efectivas para preservar la identidad en personas con demencia. La evidencia actual desafía la idea de una pérdida inevitable de identidad, destacando que esta puede seguir presente a través de relaciones y emociones, incluso cuando la memoria se ve comprometida.

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Un estudio internacional publicado en la revista Nature Mental Health ha identificado tres perfiles psicológicos que pueden influir en la evolución de la salud mental, cognitiva y cerebral durante el envejecimiento. Liderado por el profesor David Bartrés-Faz, este análisis de más de mil adultos mayores revela cómo características psicológicas específicas están relacionadas con el riesgo de desarrollar demencia y otros problemas cognitivos. Los hallazgos sugieren que un perfil psicológico equilibrado se asocia con una mejor salud mental y cognitiva, mientras que perfiles con rasgos negativos incrementan el riesgo de deterioro. Esta investigación abre nuevas oportunidades para diseñar intervenciones preventivas personalizadas para mejorar la calidad de vida en la vejez.