La caída del 58 % de la contaminación atmosférica en las principales ciudades del Estado español durante las semanas del confinamiento podría dar paso a un repunte de las emisiones derivadas del tráfico. Debido a que mucha gente está evitando el transporte público por miedo al contagio de la COVID-19, el uso del vehículo privado va en aumento en la mayoría de las ciudades europeas, y en algunos casos ya ha superado los niveles anteriores a la pandemia.
Ante estos datos, Ecologistas en Acción ha pedido a las autoridades públicas que tomen medidas contundentes encaminadas a mejorar la movilidad ciclista y peatonal; además de poner en marcha un plan para salvar el transporte público.
Un ejemplo de esta situación se observa en Madrid. En esta ciudad las emisiones totales de óxidos de nitrógeno (NOx) debidas al tráfico podrían aumentar hasta un 5 % respecto a los niveles prepandemia si el coche se usara un 10 % más. Pero esas emisiones podrían ser hasta un 27 % superiores si la subida en el uso del coche fuera del 50 %. Hay que recordar que el tráfico es la principal fuente de emisiones de NOx en Madrid, así como en la mayoría de las ciudades europeas.
Ecologistas en Acción ha recalcado que un aumento en las emisiones contaminantes de óxidos de nitrógeno sería una terrible noticia para todas las ciudades, pero especialmente mala para Madrid, Barcelona y Granada. Estas ciudades ya se enfrentan a niveles de contaminación por óxidos de nitrógeno por encima de los límites legales de la UE.
Las emisiones de otro contaminante muy peligroso, las partículas en suspensión (PM 2.5) podrían aumentar hasta un 7 % si se conduce un 10 % más de kilómetros y hasta un 33 % si se conducen los vehículos privados un 50 % más.
Esto vendría a empeorar la mala situación actual, ya que las partículas PM 2.5 afectaron en el Estado español a 28,6 millones de personas (un 60.9 % de la población) en 2019, según se refleja en el informe de calidad del aire de Ecologistas en Acción. Debido a su pequeño tamaño, las partículas pueden penetrar en las partes profundas de los pulmones y ser absorbidas por la sangre, causando enfermedad cardíaca, ictus y cáncer de pulmón.
Además, según apunta la organización ecologista, lo más probable es que la contaminación no se distribuya de forma uniforme por las ciudades, sino que afecte en mayor medida a los barrios más desfavorecidos y contribuya a aumentar las desigualdades.
Nuria Blázquez, coordinadora de Transporte de Ecologistas en Acción, ha declarado: «El aire limpio que se pudo disfrutar durante el confinamiento podría ser nada más que un soplo de aire fresco si las autoridades competentes no actúan rápido para evitar un repunte del tráfico. La contaminación atmosférica es el principal riesgo medioambiental para la salud en Europa y nos hace más vulnerables a la COVID-19».
De cara a prevenir este aumento de la contaminación, Ecologistas en Acción incide en la necesidad de tomar medidas dirigidas a disminuir las necesidades de desplazamiento, carriles bici, ensanche de aceras, además de garantizar un transporte público de calidad que ofrezca todas las garantías posibles para la salud y el bienestar de la ciudadanía.
Para la organización ecologista, es también el momento de poner en marcha y reforzar las Zonas de Bajas Emisiones (ZBE) y otras medidas para la disminución del tráfico, además de introducir zonas de emisiones cero no más tarde de 2030. Todas estas medidas se recogen en la campaña Confinemos los coches, que la organización puso en marcha a finales de mayo.
Nuria Blázquez ha concluído: «La contaminación atmosférica y la COVID-19 crean un peligroso cóctel que debemos combatir. Soluciones como la movilidad activa y el transporte público seguro están disponibles. Debemos impulsarlas sin más dilación».