Manuel Espinosa, investigador del CSIC, revela en su libro "La vida social de las bacterias" que estos microorganismos forman comunidades complejas y se comunican a través de señales químicas. A pesar de no tener una vida social como los humanos, las bacterias muestran interacciones que influyen en nuestra salud y en los ecosistemas. Espinosa explica cómo las biopelículas, estructuras multicelulares que crean las bacterias, les permiten sobrevivir en ambientes hostiles y complican el tratamiento de infecciones. Además, destaca la importancia del sistema de detección de quórum para coordinar sus acciones en función de la población. Este conocimiento es clave para desarrollar nuevas estrategias antimicrobianas y mejorar la salud pública.