Un reciente estudio de Greenpeace ha puesto de manifiesto la significativa huella hídrica que deja la agroindustria española, especialmente en regiones ya golpeadas por la sequía y la desertificación. Este análisis critica el modelo agrario actual, que favorece a grandes corporaciones y fondos de inversión en detrimento de los pequeños productores. Las comunidades autónomas más afectadas son la Comunidad Valenciana, Andalucía, Cataluña y la Región de Murcia, que lideran las exportaciones de agua en forma de frutas y verduras hacia países como Alemania, Francia, Italia y Reino Unido.
Exportación desmedida de agua
A pocos días de iniciar Fruit Attraction en Madrid, la principal feria europea del sector hortofrutícola, Greenpeace advierte que cada año se están exportando miles de millones de litros de agua a través de productos agrícolas. El informe titulado “España, el frutero de Europa”, revela que en 2024 la cantidad de agua exportada duplicó el consumo total de los hogares españoles. La organización denuncia también el impacto social y ambiental causado por un sistema dominado por intereses empresariales.
El estudio indica que España se ha consolidado como un gran exportador de agua a Europa, a pesar de ser uno de los países más afectados por la desertificación en su región. En un año marcado por sequías severas, la huella hídrica asociada a las exportaciones alcanzó los 4.613 hectómetros cúbicos (hm3), lo que representa más del doble del consumo doméstico anual.
Impacto del modelo agroindustrial
Greenpeace ha analizado exhaustivamente la huella hídrica generada por diversas regiones, considerando factores como el agua utilizada para riego y la lluvia. Los resultados muestran que la producción de frutas consume más agua que la producción de hortalizas. Aunque las cantidades producidas son similares (5.690 millones de kilos de frutas frente a 5.183 millones de kilos de hortalizas), las frutas representan el 66 % del total del agua exportada.
Alemania es el principal receptor con 1.156 hm3 (25,1 %), seguida por Francia con 829 hm3 (18 %), Italia con 489 hm3 (10,6 %) y Reino Unido con 352 hm3 (7,6 %). Solo Alemania recibe más del 50 % del agua consumida anualmente por todos los hogares españoles.
Crisis para los pequeños agricultores
Julio Barea, responsable de la campaña Agua en Greenpeace, ha señalado que el problema radica en las macroexplotaciones agrícolas, muchas veces respaldadas por fondos de inversión, que acaparan recursos hídricos y desplazan a pequeños agricultores. “En un país cada vez más afectado por el calor y las sequías, no podemos permitirnos que nuestra agua sea utilizada para enriquecer a unos pocos”, afirmó Barea.
Sara del Río, responsable del estudio, destacó la gravedad del fenómeno: “Es alarmante observar cómo crece el negocio agrícola mientras se intensifican los problemas relacionados con la escasez hídrica”. Del Río subrayó que aunque los resultados son preocupantes, se han presentado cifras conservadoras; la realidad podría ser aún más crítica.
Pérdida laboral y concentración empresarial
Aparte del impacto ambiental mencionado, el informe señala que este modelo agrario está expulsando a pequeños y medianos productores en favor de grandes empresas. En una década, se han perdido alrededor de 287.000 puestos de trabajo, casi la mitad del empleo agrícola disponible. Mientras tanto, las sociedades mercantiles dedicadas a explotaciones han aumentado un 70 %, alcanzando las 35.000.
A pesar del papel crucial que juega la agricultura en la economía española—con exportaciones superiores a los 18.000 millones de euros en 2024—Greenpeace alerta sobre una creciente concentración empresarial que debilita al sector familiar agrícola.
Demandas para un cambio sostenible
Ante esta situación crítica, Greenpeace plantea varias demandas clave:
- Reconocer el agua como un derecho humano y bien común.
- Límite al uso y exportación indirecta mediante cultivos intensivos.
- Frenar la expansión indiscriminada del regadío.
- Asegurar una reasignación justa del recurso hídrico priorizando prácticas sostenibles.
- Cumplir estrictamente con normativas ambientales para reducir contaminantes.
- Asegurar transparencia y participación ciudadana en gestión hídrica.
A medida que se aproxima Fruit Attraction, Greenpeace espera que surja un espacio propicio para reflexionar sobre un reparto equitativo del agua y abogar por un modelo agrícola sostenible que beneficie tanto al medio ambiente como a los pequeños agricultores.
La noticia en cifras
Descripción |
Cifra |
Huella hídrica de las exportaciones en 2024 (hm³) |
4,613 |
Consumo total de los hogares españoles (hm³) |
2,212 |
Porcentaje de huella hídrica correspondiente a frutas |
66% |
Puestos de trabajo perdidos en pequeñas explotaciones en la última década |
287,000 |
Preguntas sobre la noticia
¿Qué revela el estudio de Greenpeace sobre la agroindustria española?
El estudio de Greenpeace revela que la agroindustria española está exportando miles de millones de litros de agua en forma de frutas y verduras, duplicando el consumo total de agua de los hogares españoles. Esto ocurre principalmente en regiones afectadas por sequía y desertificación.
¿Cuáles son las principales regiones involucradas en esta exportación de agua?
Las principales regiones que encabezan la lista de “exportadores de agua” son la Comunidad Valenciana, Andalucía, Cataluña y la Región de Murcia.
¿Cuál es el impacto del modelo agroindustrial en los pequeños productores?
El actual modelo agroindustrial desplaza y expulsa a pequeños y medianos productores en beneficio de grandes corporaciones y fondos de inversión, lo que ha llevado a una significativa pérdida de empleo en el sector agrícola familiar.
¿Cuáles son las demandas planteadas por Greenpeace ante esta situación?
Greenpeace plantea varias demandas, como reconocer el agua como un derecho humano, limitar el uso y exportación indirecta de agua mediante cultivos intensivos, frenar la expansión de regadíos, priorizar la agricultura familiar y sostenible, y garantizar transparencia en la gestión del agua.
¿Qué consecuencias tiene la huella hídrica elevada en España?
La elevada huella hídrica genera un problema medioambiental y social, especialmente en un país que enfrenta cada vez más sequías y escasez de agua. Esto afecta tanto al medio ambiente como a los pequeños agricultores que luchan por sobrevivir frente a grandes explotaciones agrícolas.