inseguridad alimentaria

22/07/2025@18:24:25

Un nuevo informe de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación destaca que las sequías se han convertido en un "asesino silencioso", exacerbadas por el cambio climático y el agotamiento de recursos. Este fenómeno ha llevado a una crisis global, con 90 millones de personas enfrentando hambre aguda en África Oriental y Meridional, donde se registran sequías históricas. En países como Zimbabue y Somalia, la situación es crítica, con cosechas devastadas y miles de muertes relacionadas con la falta de alimentos. Además, los efectos de la sequía se extienden a otros continentes, afectando economías y provocando crisis energéticas. El informe recomienda mejorar los sistemas de alerta temprana, implementar monitoreo en tiempo real y fomentar la cooperación global para mitigar estos impactos.

Las mujeres agricultoras en Perú, como Pascuala Pari, enfrentan desafíos severos debido al cambio climático, que incluye inundaciones y sequías que amenazan sus cultivos y medios de vida. En la región de Ácora, estas agricultoras han formado bancos de semillas para preservar la biodiversidad agrícola y asegurar su sustento. A pesar de su arduo trabajo, enfrentan la falta de derechos legales sobre la tierra, lo que limita su empoderamiento y capacidad de respuesta ante crisis climáticas. Expertos destacan la necesidad de proteger los derechos de las mujeres a la tierra y promover iniciativas que cambien las normas sociales discriminatorias. Las agricultoras están recuperando técnicas tradicionales y fomentando el conocimiento intergeneracional para enfrentar estos retos.

Aunque los sistemas agroalimentarios son una fuente importante de trabajo para hombres y mujeres, ellas se enfrentan a la discriminación, peores condiciones laborales, contratos precarios y sueldos más bajos. Además, combatir la desigualdad de género aumentaría el producto interior bruto mundial en un 1% y proporcionaría seguridad alimentaria a 45 millones de personas, según un nuevo informe.
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La Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO) destaca en un nuevo informe que los 1300 millones de jóvenes del mundo, especialmente aquellos en países de ingresos bajos y medianos, jugarán un papel crucial en la transformación de los sistemas agroalimentarios. Este grupo enfrenta desafíos significativos como el aumento de la producción alimentaria, la sustitución de una fuerza laboral envejecida y la adaptación a fenómenos climáticos extremos. La inseguridad alimentaria entre los jóvenes ha aumentado considerablemente, afectando especialmente a África. El informe sugiere que mejorar las oportunidades laborales para esta generación podría incrementar el PIB global en un 1,4%. Se requiere una inversión en capacitación, recursos y modernización para empoderar a los jóvenes en el sector agrícola y abordar las amenazas climáticas que afectan su productividad.