Un reciente estudio del Instituto de Biología Molecular y Celular de Plantas (IBMCP), que es un centro conjunto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universitat Politècnica de València (UPV), ha revelado que la combinación de bioestimulantes en agricultura, tanto orgánica como convencional, junto con un estrés salino controlado, tiene un impacto significativo en los microorganismos presentes en las partes comestibles de hortalizas como la lechuga y el tomate. Este trabajo, publicado en la revista Foods, abre nuevas oportunidades para desarrollar estrategias que mejoren la comunidad microbiana de los cultivos sin depender exclusivamente de fertilizantes o pesticidas sintéticos.
El objetivo principal del estudio fue analizar cómo las técnicas agrícolas utilizadas en ambos tipos de agricultura afectan al microbioma endofítico, es decir, a los microorganismos que habitan dentro de las hojas o frutos comestibles. Dado que estos cultivos se consumen crudos, es crucial que estos microbios lleguen vivos al tracto digestivo del consumidor.
Metodología innovadora en investigación agrícola
Para llevar a cabo esta investigación, el equipo del IBMCP realizó experimentos en invernaderos gestionados por la Fundación Cajamar en Paiporta (Valencia). En este entorno, cultivaron plantas en suelos enriquecidos con una bacteria promotora del crecimiento (Priestia megaterium) y un hongo micorrícico (Rhizophagus irregularis). Este hongo establece una relación simbiótica con las raíces de las plantas, facilitando la absorción de agua y nutrientes. Ambos microorganismos son utilizados comúnmente tanto en agricultura ecológica como convencional. Además, se incorporó un bioestimulante no microbiano denominado Calbio, desarrollado previamente por el laboratorio del IBMCP en colaboración con la empresa Caldic.
A través de técnicas metagenómicas avanzadas, que permiten identificar detalladamente los microorganismos presentes en las plantas, los investigadores evaluaron los cambios en la composición y diversidad microbiológica resultantes de estos tratamientos. La vicedirectora del IBMCP y responsable del estudio, Rosa Porcel, afirmó: “Hemos observado que el microbioma endofítico puede alterarse significativamente mediante el uso de estos bioestimulantes y el estrés salino”. Los resultados mostraron un aumento notable en géneros bacterianos como Pantoea, Stenotrophomonas y Massilia, asociados con la salud vegetal y potencialmente beneficiosos para los consumidores.
Nuevas perspectivas para la agricultura sostenible
Los hallazgos sugieren que el uso de bioestimulantes microbianos —cada vez más comunes en prácticas agrícolas— junto con el manejo controlado del estrés salino puede incrementar la diversidad microbiana y favorecer grupos asociados a una microbiota intestinal saludable. “La composición del endofitoma varía considerablemente según el tratamiento aplicado”, explica Porcel. “En algunos casos hemos observado cambios radicales y en otros variaciones entre un 20% y un 40%”.
Porcel destaca que estos resultados podrían abrir caminos hacia estrategias específicas para manipular y mejorar las comunidades microbianas en cultivos. Esto no solo reduciría la dependencia de productos químicos sintéticos sino que también fomentaría prácticas más sostenibles dentro de la Unión Europea. “Esto repercute positivamente sobre la salud general de las plantas y su resistencia ante condiciones ambientales adversas”, añade.
Además, mejorar la calidad microbiológica de frutas y verduras podría traducirse en beneficios directos para los consumidores al contribuir a una mejor salud digestiva. Aunque se requieren más investigaciones para confirmar estos efectos sobre la microbiota intestinal, los autores consideran que los resultados son prometedores.
Preguntas sobre la noticia
¿Qué es un bioestimulante y cómo se utiliza en la agricultura?
Un bioestimulante es un producto que se utiliza en la agricultura para mejorar el crecimiento de las plantas y su salud. En este estudio, se utilizaron bioestimulantes microbianos basados en bacterias y hongos, así como un bioestimulante no microbiano llamado Calbio.
¿Cuál fue el objetivo del estudio realizado por el IBMCP?
El objetivo del estudio fue investigar cómo los bioestimulantes y el estrés salino afectan al microbioma endofítico de cultivos como la lechuga y el tomate, que son consumidos crudos, asegurando que los microorganismos lleguen vivos al tracto digestivo.
¿Qué efectos tuvo el uso de bioestimulantes y estrés salino en los cultivos?
El estudio mostró que el uso de estos tratamientos alteró significativamente la composición y diversidad del microbioma endofítico, aumentando la abundancia de géneros bacterianos asociados con la salud de las plantas.
¿Cuáles son los beneficios potenciales para los consumidores?
Mejorar la calidad microbiológica de frutas y verduras podría fortalecer su potencial para contribuir a una mejor salud digestiva en quienes las consumen.
¿Por qué es importante reducir la dependencia de fertilizantes sintéticos?
Reducir la dependencia de fertilizantes sintéticos favorece prácticas agrícolas más sostenibles y ecológicas, lo que puede mejorar tanto la salud de las plantas como del medio ambiente.
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