Esto no hace más que demostrar el porqué España ha sido incluida de nuevo en la Lista 301. Esta se dedica a proteger la propiedad intelectual y se conforma por los países que vulneran dichos derechos de propiedad. Lo cierto es que piratear es extremadamente sencillo: hoy en día, entre internet y los nuevos dispositivos (como por ejemplo los cartuchos para la Nintendo DS) tenemos cualquier producto a un simple click. Frente a esta situación la Academia de las Artes y las Ciencias Interactivas señala que la piratería “genera pérdidas al mercado del ocio electrónico” y “estanca el crecimiento de un sector como el de los videojuegos” que es “estratégico en la política de cambio hacia una economía de la innovación". Iván Fernández Lobo, el presidente de dicha institución, añade que todo esto debilita el mercado nacional de videojuegos: "la piratería nos hace incapaces de tener un mercado interno fuerte. Esto impide que las empresas españolas en una primera fase se financien, puedan crecer y poner en marcha iniciativas nuevas". Y a pesar de que durante 2010 el valor recaudado por la piratería ascendería a 10.774’5 millones de euros, España se sitúa en el cuarto país europeo donde más videojuegos se venden y el sexto a nivel mundial. De esta manera se demuestra el poder de este sector en nuestro país, ya que a pesar de la piratería, nos encontramos en la elite del consumo de videojuegos.
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