El Seprona fue alertado por un grupo ecologista de la existencia y exhibición de esta particular colección de animales disecados en un local de la ciudad condal, y en una inspección se comprobó que exponían 17 piezas, 14 de las cuales eran cabezas con cornamentas procedentes de animales sudafricanos como Impala, Gran Kudú, Elan o el jabalí verrugoso.
Esta exposición, aunque desagradable para ciertas sensibilidades es legal, siempre que se haga de forma legal y se presenten acreditaciones de la importación legal de las mismas. Desgraciadamente, este no es el caso, por lo que se les acusa de contrabando.
Los agentes también hallaron un cráneo de oso grizzli y otro de oso polar visibles tras la barra del restaurante y una piel de oso polar con garras y cabeza puesta simulando una actitud agresiva en las paredes del lavabo de mujeres.
En el caso de estos dos últimos ejemplares, los propietarios si poseían la acreditación que avalaba su caza legal, pero la misma no permiten que se exhiban al público, por lo que también han sido intervenidos.
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