El estudio muestra cómo un grupo de ratas alimentadas con una variedad de maíz transgénico desarrolló una elevada tasa de mortalidad. Si se verifica, pedirán su prohibición a nivel europeo.
El jefe del Gobierno francés anunció durante una conferencia pronunciada en Dijon, que han solicitado un "procedimiento rápido" de verificación del estudio para verificarlo, lo que podría durar "varias semanas", y que, en caso de que los resultados sean concluyentes, París pedirá su prohibición "a nivel europeo".
El estudio científico llevó a cabo el experimento durante dos años con una muestra de 200 ratas de laboratorio, parte de las cuales fueron alimentadas con agua y maíz NK603, una variedad transgénica del grupo Monsanto a la cual habían tratado con las dosis de herbicidas marcados como legales en Estados Unidos, mientras que la muestra de control recibió agua y maíz convencional.
El estudio permitió a los científicos concluir que las ratas alimentadas con ese maíz genéticamente modificado tenían una tasa de mortalidad mayor y desarrollaban tumores, comprobándose además que cuanta mayor era la concentración del maíz de Monsanto, mayor era su tasa de mortalidad.
Es probable que Monsanto ya esté tratando de desmentir o desprestigiar el estudio, pero lo cierto es que el equipo científico realizó un estudio que duró 8 veces más que el que la compañía realizó para conseguir la autorización para comercializar el producto.
Curiosamente, si el estudio de Monsanto se hubiera alargado un mes más, habrían descubierto las elevadas tasas de mortalidad y la aparición de tumores en las ratas de laboratorio, dado que esto fue lo que les ocurrió a los autores del estudio.
Monsanto en 2008 ante un comunicado de Greenpeace contra la misma variedad de maíz y por motivos similares emitió un comunicado en el que utiliza términos como estos.
El estándar universalmente aceptado para la comunicación de resultados científicos es una revisión profunda por expertos calificados ( o referato).
El comunicado de Greenpeace no es consistente con los más de diez años de estudios científicos respetables, que han pasado por referato, incluyendo estudios multi-generacionales, que demuestran y confirman la seguridad de los cultivos transgénicos.
“Estos productos han demostrado ser seguros. Este informe no provee ninguna base para concluir lo contrario”, dice el Dr. Jerry Hjelle, Ph.D., Vicepresidente de Monsanto Company para Asuntos Regulatorios.
Los grupos activistas anti-biotecnología han intentado durante años cuestionar la seguridad de los cultivos transgénicos. Han hecho múltiples acusaciones, basándose en datos sacados de contexto, y sin un análisis con rigor científico, que no han sido corroborados por estudios serios posteriores ni han podido sostenerse en el tiempo “, dijo Dr. Hjelle.
Afortunadamente, Europa no es Estados Unidos y la normativa europea es mucho más exigente para la autorización de productos transgénicos, por lo que esta variedad modificada de maíz no puede producirse en Europa, aunque sí hayamos permitido que se importe para alimentación humana y animal desde el 2004.
Principio de precaución en torno a los alimentos
Tras conocerse las conclusiones de los investigadores galos, el ministro francés de Asuntos Europeos, Bernard Cazeneuve, pidió a la UE que aplique el principio de precaución.
"Europa debe ser un espacio en el que no sea posible nada que atente contra la salud", añadió en una entrevista, coincidiendo con las declaraciones del titular galo de Agricultura, Stéphane Le Foll, a favor de pedir reglas europeas "mucho más estrictas" para la autorización de transgénicos.
Por su parte, el eurodiputado ecologista francés José Bové ha aprovechado la ocasión para pedir a la Comisión Europea la suspensión de las autorizaciones otorgadas a cultivos de organismos genéticamente modificados(OGM), en concreto al maíz MON810 y a la patata Amflora.
Si (
No(
