La fuerza de la mandíbula de este dinosaurio ha dividido durante años a la comunidad científica, llegando a existir casos de expertos que consideraban su mordedura tan débil como para ser incapaz de cazar por si mismo y haber tenido que ser carroñero de despojos.
El principal problema que ha existido y que ha permitido la existencia de divergencias tan grandes entre expertos es que los músculos no se conservan en los restos fósiles, lo que obliga a que se deban crear modelos de posibles tejidos musculares que sean factibles teniendo en cuenta los conocimientos de anatomía actuales y la comparación cualitativa con modelos de animales vivos actuales.
Para solucionar este handicap han tenido que recurrir a una simulación a ordenador, lo que les ha permitido determinar que la fuerza mandibular de este dinosaurio podría haber sido cuatro veces mayor que la del animal vivo más potente de la actualidad, el águila americana, lo que le permitía cazar grandes presas a las que fracturaba los huesos con los dientes.
Su modelo ha determinado que incluso en el peor de los casos, la potencia de la mandíbula del dinosaurio debía ser dos veces mayor a todos los valores que se habían establecido hasta ahora.
En aras de una mejor contextualización de los resultados, el equipo investigador calculó la fuerza que ejercería una mandíbula humana y la de un águila si fuera del tamaño de la de este dinosaurio y en ambos casos, la potencia era mayor que la del tamaño natural, aunque el dinosaurio seguía superándolas.
Los resultados de la investigación muestran que el Tiranosaurio tenía un mordisco mortalmente potente. Fue uno de los depredadores más peligrosos del planeta y su anatomía seguirá fascinando a los científicos durante años, explicó el responsable del estudio Karl Bates.
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