El cadáver del animal, que fue sacrificado dentro de la vivienda por miembros del laboratorio de Seguridad Biológica de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense, fue trasladado a una incineradora de Paracuellos del Jarama en una furgoneta blanca a la que se le habían tapado las lunas para impedir que se viese el interior del vehículo. Se cumplía así la orden de la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid, ratificada por un juzgado de la capital, que ;había ordenado matar al perro ;y luego incinerarlo.
"Desgraciadamente no ha quedado más remedio", declaró el consejero de Sanidad, Javier Rodríguez, en la Asamblea de Madrid. Una opinión que no comparten las asociaciones en defensa de los animales ni el marido de la auxiliar de enfermería, aislado en el Hospital Carlos III, que rechazó el sacrificio cuando fue consultado al respecto. Fue necesario entrar por la fuerza al piso, donde Excalibur permanecía solo, pues sus dueños están ingresados. ;
Dentro, fue sedado antes de su sacrificio para evitar que sufriese, según un comunicado de la Consejería de Sanidad, que asegura que el cuerpo fue posteriormente introducido en un dispositivo precintado de seguridad biológica y trasladado para su incineración.
"De acuerdo con los hallazgos científicos disponibles", justificó la Consejería, suponía "un posible riesgo de transmisión de la enfermedad al hombre". ; ;