“Ya no vamos a hacer parches de seguridad, ni asumir problemas legales. Se acabó el soporte, no habrá, ni gratis, ni de pago”, subraya Fernando Calvo Velilla, director de Windows en Microsoft Ibérica.
Esto no significa que el ordenador de casa deje de funcionar, pero sí que dejará de actualizarse y en consecuencia será más permeable a virus y ataques informáticos y además los periféricos más modernos ya no serán compatibles.
Este paso quiere incentivar la adopción de Windows 8, estrenado a finales de 2012 y que saldrá con una importante renovación el próximo 18 de octubre.