Durante el viaje de vuelta a Roma desde Brasil, el Papa contestó a todo tipo de preguntas, entre las que se encontraban temas sumamente delicados, por no decir prohibidos en la Iglesia Católica, a las que Francisco respondió con mucho gusto.
“La historia de monseñor Ricca ha dado la vuelta al mundo, quería saber cómo va afrontar este asunto y todo lo relacionado con el lobby gay en el Vaticano”. Le preguntó uno de los periodistas ahí presentes, a lo que el Papa respondió: “Con respecto a monseñor Ricca, he hecho lo que el derecho canónico manda hacer, que es la investigación previa. Y esta investigación no dice nada de lo que se ha publicado. No hemos encontrado nada”.
Al respecto del lobby gay del Vaticano, Francisco aseguró no saber nada de ese tema: “Se escribe mucho del lobby gay. Todavía no me encontrado con ninguno que me dé el carné de identidad en el Vaticano donde lo diga”. Ni corto ni perezoso, nuestro Papa siguió hablando del asunto afirmando que cuando se encuentra a una persona así se ha de distinguir entre el hecho de ser gay y hacer lobby, “porque ningún lobby es bueno. Si una persona es gay y busca al Señor y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgarla?”.
A lo que también rompió una pequeña lanza a favor de los gays haciendo referencia a que “el catecismo de la Iglesia católica lo explica de forma muy bella. Dice que no se deben marginar a estas personas por eso. Hay que integrarlas en la sociedad”, y que “el problema no es tener esta tendencia. Debemos ser hermanos. El problema es hacer un lobby. De esta tendencia o lobby de los avaros, de los políticos, de los masones… Tantos lobbys. Este el problema más grande”.
Estas palabras alentaran a multitud de homosexuales y fieles católicos que se habían replanteado su fe por culpa de una Iglesia que no les veía con tan buenos ojos. ¿Cómo se tomarán estas palabras los otros cientos de fieles homófobos? ¿Y la orden del Vaticano más extremista y conservadora?
Nuevos tiempos se avecinan para la Cristiandad…
Si (
No(
