La línea de progresión en los debates presidenciales de estas elecciones en EE.UU para Obama no ha hecho más que subir. Después de perder el primer cara a cara y ganar el segundo; el tercer encuentro entre el candidato republicano, Mitt Romney, y el demócrata, Barack Obama, se ha zanjado, de nuevo, con la victoria de éste último. Sin embargo, el empate técnico en las encuestas generales sigue vigente y los indecisos no terminan de decantarse por uno u otro candidato.
El debate tuvo lugar en la Universidad de Lynn (Florida). Los roles que interpretaron tanto Obama como Romney fueron los esperados. Un enérgico Barack Obama se enfrentó a un Mitt Romney poco motivado y siempre puesto a la defensiva.
Los temas que se trataron esta vez eran de política internacional. Solo el 4% de la poblaciónconsidera que este tema es relevante. En este ámbito, los dos candidatos apenas llegaron a un acuerdo. El único punto en el que sus opiniones se igualaron fue en cuanto a la situación en Siria. Ambos dirigentes opinan que Al-Asad debería abandonar el poder y acabar con la represión. En cuanto a la “Primavera Árabe”, el candidato republicano, Romney opina que fue desastre. “Hemos visto país por país, un gran número de acontecimientos horribles”, declaro el republicano. En contraposición, un contundente Obama declaró que no hubo “ni un solo soldado sobre el terreno”. En cuanto a los ataques de Libia, el presidente ha asegurado que los culpables serán capturados.
La contundencia de un Obama subido no dejó brillar a un Romney cuyos argumentos denotaban obviedad. “Mi estrategia es perseguir a los malos”, declaro Romney y apostilló que era necesario ayudar a otros países para acabar con las diferencias.
El debate derivó en la cuestión principal para los estadounidenses: la situación laboral; el empleo. En este punto ambos candidatos, con sus diferentes propuestas, llegan a la conclusión de que es necesario cambiar la economía y hacerla más fuerte y eso se hace dentro de las fronteras de EE.UU
Al final de debate, el coordinador preguntó a ambos candidatos sobre qué harían si Israel fuera atacada. Los dos candidatos apoyaría a Israel. Romney va todavía más lejos y ha asegurado que no dejará a Irán contar con armas nucleares y que, además, la aislaría políticamente.
El próximo 6 de noviembre será decisivo para los ciudadanos estadounidenses y se conocerá definitivamente quién ocupará la presidencia de los Estados Unidos. La carrera hacia la Casa Blanca todavía necesita un “sprint” final para conocer al vencedor.
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