El calor extremo se ha convertido en una amenaza cotidiana para millones de personas, según alertas de la ONU y la Organización Meteorológica Mundial. Amplias regiones del mundo enfrentan temperaturas récord y devastadores incendios forestales que impactan la salud pública y la economía. En Estados Unidos, casi 100 millones de personas han sido advertidas sobre condiciones peligrosas por calor. El fenómeno afecta gravemente a países del norte de África, Medio Oriente y Europa, donde se han registrado temperaturas históricas y cortes de servicios esenciales. Las agencias internacionales instan a tomar medidas urgentes, incluyendo sistemas de alerta sanitaria que podrían salvar miles de vidas. Este verano boreal ha evidenciado que el mundo no está preparado para enfrentar el creciente desafío del calor extremo, convirtiéndolo en una emergencia diaria de salud pública.
El 25 de julio de 2024, el Secretario General de la ONU, António Guterres, lanzó un urgente llamado a la acción global ante el creciente fenómeno del calor extremo. Un año después, las advertencias se han vuelto realidad: las olas de calor están afectando a numerosos países, poniendo de manifiesto la necesidad imperiosa de establecer alertas tempranas y planes sanitarios para mitigar sus efectos.
Guterres había pronosticado que las olas de calor dejarían de ser eventos aislados para convertirse en una amenaza constante para millones. Este verano boreal ha corroborado esa previsión, con regiones enteras del planeta enfrentando temperaturas récord y devastadores incendios forestales.
La Organización Meteorológica Mundial (OMM) reveló que cerca de 100 millones de personas en Estados Unidos han recibido alertas debido a condiciones climáticas peligrosas. En el norte de África y el Medio Oriente, el calor extremo ha provocado cortes masivos de electricidad y agua, interrumpiendo servicios esenciales y poniendo en peligro la vida de miles.
La región mediterránea y los Balcanes sufren actualmente su tercera ola de calor del verano, lo que ha paralizado actividades al aire libre, agrícolas y laborales, además de impactar gravemente la salud pública. El calor extremo ha alimentado incendios forestales devastadores que han cobrado vidas y deteriorado la calidad del aire.
En Turquía, se registró una temperatura récord nacional de 50.5 °C en Silope, mientras que Chipre documentó un máximo histórico de 44.6 °C. Las altas temperaturas también han llevado al cierre temporal de atracciones turísticas en Grecia, Italia y España.
A su vez, incendios forestales en Chipre, Grecia y Turquía han obligado a muchas personas a abandonar sus hogares, resultando en numerosas muertes y cubriendo el cielo con densas columnas de humo. Escandinavia no escapa a esta situación; Finlandia ha experimentado más de 15 días con temperaturas superiores a los 30 °C, mientras que Noruega y Suecia enfrentan un riesgo extremo de incendios forestales debido al calor anómalo.
La OMM subraya que estos fenómenos son una clara señal del estado actual del mundo frente a un desafío que será cada vez más frecuente e intenso debido al cambio climático. Para conmemorar el aniversario del llamado a la acción global, varias agencias de la ONU han lanzado nuevos recursos destinados a mejorar la gestión del riesgo térmico por parte de los gobiernos.
Esta iniciativa conjunta tiene como objetivo ayudar a los países a prepararse mejor ante las olas de calor, coordinando respuestas a nivel local, nacional e internacional para prevenir muertes evitables. Datos recientes indican que implementar sistemas adecuados podría salvar más de 98.000 vidas al año en 57 países, aunque muchos gobiernos aún carecen de planes efectivos frente al calor extremo.
El plan propuesto aboga por medidas concretas en cuatro áreas críticas:
Dentro del material publicado para apoyar a los gobiernos se incluye un informe sobre políticas adoptadas por diez agencias internacionales y otro que analiza planes implementados en países como Canadá, India, Reino Unido, Australia y Francia.
Todas estas iniciativas comparten una idea fundamental: no es suficiente reconocer que el calor es peligroso; es necesario actuar con rapidez y coherencia basándose en evidencia científica.
"El calor extremo ya no es un problema climático remoto, sino una emergencia diaria en salud pública", afirmó Joy Shumake-Guillemot, coordinadora de la Oficina Conjunta de Clima y Salud de la OMS. A pesar del silencio mortal del calor, su impacto es innegable: desde trabajadores sin protección hasta ancianos y niños atrapados en viviendas sin ventilación ni acceso médico adecuado.
A medida que la situación se agrava, las agencias internacionales insisten en que todavía hay tiempo para mitigar los efectos del calor extremo si existe voluntad política, inversiones sostenidas y colaboración entre ciencia, salud pública y gobiernos.
| Descripción | Cifra |
|---|---|
| Población afectada por alertas de calor en EE.UU. | 100 millones |
| Temperatura récord en Turquía | 50.5 °C |
| Temperatura récord en Chipre | 44.6 °C |
| Vidas que podrían salvarse con sistemas de alerta sanitaria por calor | 98,000 vidas al año |
A un año de que la ONU advirtiera que las olas de calor se convertirían en una amenaza cotidiana, amplias regiones del mundo están registrando temperaturas récord y enfrentando incendios forestales devastadores.
Se recomienda implementar alertas tempranas y planes sanitarios de acción contra el calor, así como cuidar a poblaciones vulnerables y proteger a trabajadores expuestos al calor.
El calor extremo ha provocado cortes masivos de electricidad y agua en el norte de África y Medio Oriente, interrumpiendo servicios esenciales. También ha causado incendios forestales en Chipre, Grecia y Turquía, obligando a la gente a huir y cobrando vidas.
Las agencias de la ONU han lanzado nuevos recursos para ayudar a los gobiernos a gestionar el riesgo térmico y prepararse mejor ante las olas de calor, con el objetivo de salvar vidas.
El calor extremo ya no es un problema climático lejano, sino una emergencia de salud pública diaria que requiere acción rápida y basada en la ciencia para evitar muertes prevenibles.