ACTUALIDAD

Cambios cerebrales en pacientes con Alzheimer y su impacto en la vida diaria

Redacción | Jueves 02 de octubre de 2025

La enfermedad de Alzheimer es la principal causa de demencia y plantea grandes desafíos tanto para quienes la padecen como para sus cuidadores. Esta enfermedad neurodegenerativa provoca cambios progresivos en el cerebro, afectando áreas cruciales para la memoria, el lenguaje y las emociones. Los primeros daños se producen por la acumulación de proteínas tóxicas, como las placas de beta-amiloide y los ovillos de proteína tau, que destruyen neuronas y desencadenan inflamación crónica. Las regiones más vulnerables incluyen la corteza entorrinal y el hipocampo, esenciales para la formación de recuerdos y la orientación espacial. A medida que avanza la enfermedad, se ven afectadas otras áreas del cerebro, lo que lleva a un deterioro significativo en las funciones cognitivas y motoras. Comprender estos cambios es fundamental para abordar la enfermedad con empatía y desarrollar estrategias de apoyo adecuadas.



La enfermedad de Alzheimer, reconocida como la principal causa de demencia, representa un desafío significativo tanto para quienes la padecen como para sus familiares y cuidadores. Esta enfermedad neurodegenerativa afecta al cerebro de manera progresiva, alterando su estructura y funciones esenciales. Como consecuencia, se presentan dificultades en áreas críticas como la memoria, el pensamiento, el lenguaje, las emociones y, en etapas avanzadas, en las actividades diarias más básicas.

Entender cómo se modifica el cerebro de una persona con Alzheimer y cuáles son las áreas más vulnerables es fundamental para abordar la enfermedad con mayor empatía y conocimiento, facilitando así la implementación de estrategias de apoyo adecuadas a cada etapa del proceso.

Cambios en el cerebro al envejecer

A medida que las personas envejecen, se produce un aumento en la oxidación, un proceso bioquímico que puede llevar a lesiones y degeneración cerebral. Los cambios estructurales en las células y los trastornos en diversos sistemas de neurotransmisión explican algunos cambios funcionales asociados al envejecimiento. Por ejemplo, el sistema que regula la dopamina, un neurotransmisor vital para el control emocional y los movimientos voluntarios, puede presentar disfunciones. Asimismo, el sistema de acetilcolina, esencial para los procesos de aprendizaje y memoria, también puede verse afectado.

Aunque estos cambios cerebrales son normales durante el envejecimiento, impactan en el desempeño de ciertas funciones o actividades. Así, una persona mayor sana puede experimentar un ligero declive en su capacidad para aprender cosas nuevas o encontrar información específica, como recordar nombres. Las tareas complejas relacionadas con la atención, el aprendizaje y la memoria son particularmente vulnerables. Es común que los adultos mayores sean más lentos al realizar ciertas tareas mentales (fenómeno conocido como ralentización cognitiva). Sin embargo, al dedicar más tiempo a estas tareas, muchos pueden rendir tan bien como personas más jóvenes.

Cambios en el cerebro de una persona con Alzheimer

En el cerebro afectado por Alzheimer se producen alteraciones progresivas significativas. Los cambios iniciales más críticos incluyen dos fenómenos: la acumulación de proteínas tóxicas que deterioran neuronas, y la neuroinflamación, que agrava este daño.

El rasgo distintivo del Alzheimer a nivel microscópico es la acumulación de dos tipos de afectaciones que dañan gravemente la estructura neuronal:

Placas de proteína beta-amiloide

Estas placas consisten en agregados insolubles que se depositan entre neuronas e interfieren con su comunicación. Además, crean un entorno tóxico que activa respuestas inflamatorias y promueve la muerte celular. La acumulación de beta-amiloide puede comenzar años antes de que aparezcan síntomas clínicos evidentes.

Ovillos neurofibrilares de proteína tau

Bajo condiciones normales, la proteína tau estabiliza microtúbulos dentro de las neuronas, cruciales para el transporte intracelular. En Alzheimer, esta proteína sufre una modificación patológica llamada hiperfosforilación, lo que provoca su pérdida funcional y formación de ovillos dentro de las neuronas que bloquean el tráfico celular esencial. Esto resulta en daño neuronal progresivo.

Relación sinérgica entre beta-amiloide y tau

A pesar de actuar conjuntamente, estas proteínas tienen roles distintos: mientras la beta-amiloide inicia cambios estructurales y contribuye a disfunciones neurológicas tempranas, tau está asociada a la gravedad clínica y al avance del deterioro cognitivo.

Efectos del daño cerebral asociado al Alzheimer

Dicha acumulación patológica potencia la toxicidad neuronal. Este daño resulta en pérdida de conexiones neuronales y atrofia cerebral visible. La detección cuantitativa tanto de beta-amiloide como tau es hoy fundamental para el diagnóstico precoz, utilizando técnicas como PET o análisis del líquido cefalorraquídeo. Uno de los objetivos principales en investigación es reducir o bloquear esta acumulación proteica para frenar la progresión del Alzheimer.

Disfunción glial e inflamación crónica

Aparte del depósito anómalo de proteínas mencionadas anteriormente, hay una disfunción en células gliales (microglía y astrocitos) cuya función es proteger y limpiar el cerebro. En este contexto patológico se activan descontroladamente, perpetuando acumulaciones nocivas e incrementando inflamaciones crónicas que agravan degeneraciones neuronales. Estos procesos interrelacionados conducen a una disminución continua tanto del volumen como de la funcionalidad cerebral típicas del Alzheimer.

Afectaciones específicas del cerebro por Alzheimer y sus funciones correspondientes

A medida que avanza esta enfermedad neurodegenerativa, distintas zonas cerebrales son impactadas gradualmente; no todas sufren alteraciones simultáneamente ni con igual intensidad. A continuación se describen algunas áreas especialmente vulnerables junto con sus respectivas funciones:

¿Qué pasa en el cerebro de una persona con Alzheimer?

En el cerebro de una persona con Alzheimer, se acumulan placas de proteína beta-amiloide y ovillos neurofibrilares de proteína tau, que dañan y destruyen neuronas. Además, hay inflamación crónica y disfunción de células gliales. Esto provoca pérdida progresiva de conexiones neuronales, atrofia cerebral y deterioro de funciones cognitivas, emocionales y motoras.

¿Cuáles son las fases del Alzheimer?

La enfermedad avanza en varias fases. La forma clásica de graduar su progresión es con la escala GDS, extensamente explicada en este artículo. A la luz de los avances de investigación recientes, sin embargo, sabemos que el Alzheimer cuenta con una larga fase preclínica. Esta fase preclínica hace referencia a la acumulación patológica de proteínas como beta-amiloide y tau en el cerebro, con daño neuronal incipiente, pero sin deterioro manifiesto en la memoria o funciones cognitivas, es decir, sin síntomas evidentes. Con la progresión de la patología cerebral, llega la fase prodrómica, con síntomas sutiles, a veces solo percibidos por la propia persona, algo que suele referirse como “deterioro cognitivo subjetivo”. Y, cuando los síntomas ya son evidentes y objetivables, se entra en la fase clínica de la enfermedad, desde el deterioro cognitivo leve a la progresión de la demencia.

¿Qué es lo primero que nota una persona con Alzheimer?

Lo primero que se suele notar es dificultad para formar nuevos recuerdos y desorientación espacial, debido al daño inicial en la corteza entorrinal y el hipocampo. A veces, estos cambios no son percibidos o adecuadamente valorados por la persona afectada, debido a uno de los propios síntomas de la enfermedad: la anosognosia, que conlleva falta de reconocimiento de los cambios que está experimentando.

TEMAS RELACIONADOS:


Noticias relacionadas