ECOLOGÍA

Nuevo compuesto mejora la resistencia de tomates y cultivos a la sequía

Redacción | Lunes 15 de septiembre de 2025

Un equipo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha desarrollado un innovador compuesto, cianobactina invertida (iCB), que mejora la resistencia de los tomates y otros cultivos convencionales a la sequía. Este avance supera la eficacia de las hormonas naturales de las plantas, como el ácido abscísico (ABA). Al aplicar iCB mediante espray en las hojas, se logra reducir la transpiración y proteger el sistema fotosintético, permitiendo que las plantas mantengan su productividad incluso en condiciones de sequía severa. Los resultados, publicados en la revista Molecular Plant, sugieren que esta molécula también podría ser efectiva en otras especies como trigo y vid, ofreciendo una solución prometedora para la agricultura afectada por el cambio climático sin necesidad de modificar genéticamente las plantas.



Un equipo de investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha logrado un avance significativo en la agricultura al desarrollar un compuesto que permite a los cultivos, como los tomates, resistir mejor la sequía. Este nuevo hallazgo supera incluso la eficacia de las hormonas naturales de las plantas y representa un paso importante en la lucha contra el cambio climático.

La molécula, conocida como cianobactina invertida (iCB), imita la acción del ácido abscísico (ABA), una hormona que regula la resistencia a la sequía en las plantas. Al aplicarse mediante espray sobre las hojas de tomate, se ha observado que estas plantas pueden soportar condiciones de sequía severa sin comprometer su capacidad para realizar la fotosíntesis, lo que asegura su productividad. Los resultados de este estudio han sido publicados en Molecular Plant y han sido patentados en colaboración con una empresa española.

Un enfoque innovador para el riego eficiente

El proceso de transpiración en las hojas es responsable de la mayor pérdida de agua en las plantas. Para adaptarse a situaciones de déficit hídrico, estas reducen esta pérdida cerrando los estomas, unos poros microscópicos presentes en sus hojas. Este mecanismo está regulado por ABA. En este contexto, el equipo del CSIC ha desarrollado iCB para activar la respuesta al estrés hídrico y controlar la transpiración mediante su aplicación directa.

Además de disminuir el consumo de agua, iCB protege el sistema fotosintético y mejora la capacidad de recuperación tras periodos secos, activando genes relacionados con la producción de compuestos protectores. Según Pedro L. Rodríguez, investigador del CSIC en el Instituto de Biología Molecular y Celular de Plantas (IBMCP), “esta molécula no solo regula la transpiración, sino que también activa numerosos genes que ayudan a las plantas a adaptarse al estrés hídrico”.

Resultados prometedores en otros cultivos

A través de técnicas avanzadas de diseño molecular y análisis estructural con rayos X, los investigadores han creado una molécula que se adapta a diversos receptores de ABA presentes en muchas especies vegetales, incluyendo Arabidopsis thaliana y tomates. Estudios preliminares realizados en trigo y vid sugieren que iCB podría ser efectivo también en otras plantas cultivadas.

Esta nueva molécula activa todas las subfamilias de receptores de ABA, lo que amplía su rango de acción. Puede influir en respuestas como el crecimiento hacia áreas húmedas y proteger las raíces durante sequías. Además, iCB ha demostrado ser más potente que ABA natural durante ensayos de germinación, lo cual podría ayudar a evitar problemas relacionados con la germinación prematura en cereales antes de la cosecha.

Ventajas sobre otros métodos

Armando Albert, investigador del CSIC en el Instituto de Química Física Blas Cabrera (IQF-CSIC), destaca: “Los resultados son espectaculares; las plantas tratadas con esta molécula pueden resistir sequías severas y recuperar su capacidad fotosintética después del estrés”.

A diferencia de investigaciones anteriores donde se utilizó otra molécula para tratar plantas modificadas genéticamente, iCB tiene la ventaja significativa de no requerir modificaciones genéticas. Esto permite su uso en cultivos convencionales sin enfrentar barreras regulatorias o sociales asociadas a organismos genéticamente modificados.

Perspectivas futuras

Este avance ofrece una solución viable para mejorar el rendimiento agrícola en regiones afectadas por sequías extremas. Los investigadores señalan que iCB no solo aumenta la resistencia ante condiciones adversas, sino que también podría permitir a las plantas sobrevivir hasta que se restablezca el riego adecuado. La patente del compuesto está compartida entre GalChimia, el CSIC y la Universitat Politècnica de València (UPV), además existen colaboraciones con grupos investigativos adicionales provenientes de instituciones como la Universidad de Santiago de Compostela y Tartu (Estonia).

CSIC Comunicación – Comunidad Valenciana

comunicacion@csic.es

Preguntas sobre la noticia

¿Qué compuesto ha desarrollado el CSIC para ayudar a las plantas a resistir la sequía?

El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha desarrollado un nuevo compuesto llamado cianobactina invertida (iCB) que ayuda a las plantas a resistir mejor la sequía, superando incluso la eficacia de sus propias hormonas naturales.

¿Cómo actúa el compuesto iCB en las plantas?

El iCB imita la acción de la fitohormona ácido abscísico (ABA), activando la respuesta de las plantas al estrés hídrico y controlando la transpiración mediante su aplicación directa en las hojas.

¿Cuáles son los beneficios del uso de iCB en cultivos convencionales?

Este compuesto no solo reduce el consumo de agua, sino que también protege el sistema fotosintético de las plantas, mejorando su capacidad para recuperarse tras periodos de sequía.

¿Se requiere modificación genética para utilizar el compuesto iCB?

No, una de las principales ventajas del iCB es que no requiere modificación genética de las plantas tratadas, lo que lo hace compatible con cultivos convencionales.

¿En qué otros cultivos se ha probado el compuesto iCB?

Además de los tomates, se han realizado estudios preliminares en trigo y vid, sugiriendo que esta molécula podría ser activa en otras plantas de cosecha.

¿Cuál es el impacto potencial del compuesto iCB en la agricultura?

El avance ofrece una solución prometedora para mejorar el rendimiento agrícola en zonas afectadas por la sequía y podría permitir la supervivencia de las plantas hasta que se restaure el riego.

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