Un estudio publicado en la revista Nature revela el impacto oculto de las actividades humanas en la biodiversidad global, utilizando el concepto de 'diversidad ausente' para analizar 119 regiones del mundo. Los investigadores descubrieron que en áreas muy afectadas por el ser humano, los ecosistemas albergan solo una de cada cinco especies vegetales potenciales. Este trabajo, que incluye datos del Parque Natural de la Sierra de la Calderona, destaca cómo la perturbación humana afecta negativamente a la diversidad vegetal, incluso en reservas naturales. La investigación sugiere que proteger al menos el 30% de las tierras podría mitigar estos efectos.
Un reciente estudio publicado en la revista Nature ha revelado un enfoque innovador para evaluar el impacto de las actividades humanas en la biodiversidad global. Este trabajo se centra en las especies vegetales potenciales que, aunque podrían habitar ciertas regiones, están ausentes. La investigación abarcó 119 regiones del mundo y fue realizada por un equipo internacional, incluyendo al Centro de Investigaciones sobre Desertificación (UV-CSIC-GVA), que aportó datos del Parque Natural de la Sierra de la Calderona.
Los hallazgos indican que en áreas severamente afectadas por la intervención humana, los ecosistemas albergan únicamente una de cada cinco especies potenciales. Esto contrasta con regiones menos impactadas, donde se puede encontrar más de un tercio de las especies adecuadas. Los métodos tradicionales para medir la biodiversidad no lograban captar este fenómeno debido a que la variabilidad natural entre ecosistemas ocultaba el verdadero alcance del daño causado por el ser humano.
La noción de 'diversidad ausente' o dark diversity permite identificar aquellas especies que deberían estar presentes en un hábitat determinado pero que no lo están. Este concepto ha sido fundamental en el estudio, que analizó registros de vegetación en 5.500 lugares a nivel mundial, evidenciando un impacto significativo sobre la flora natural que no era detectable mediante métodos convencionales.
El estudio fue impulsado por la colaboración internacional DarkDivNet, iniciada en 2018 bajo la coordinación del profesor Meelis Pärtel, especialista en Botánica de la Universidad de Tartu (Estonia). Pärtel destacó los desafíos iniciales para obtener muestras consistentes a nivel global, pero subrayó cómo colegas de diferentes continentes se unieron al esfuerzo.
Para medir el grado de perturbación humana en cada región, se utilizó el Índice de Huella Humana, que considera factores como densidad poblacional, cambios en el uso del suelo y desarrollo de infraestructuras. Los resultados demuestran que la diversidad vegetal se ve negativamente afectada no solo por el índice mismo, sino también por sus componentes hasta cientos de kilómetros a la redonda.
"Estos resultados son alarmantes", afirmó Pärtel. "Muestran que las perturbaciones humanas tienen un impacto mucho más amplio del que se pensaba, incluso alcanzando reservas naturales". El investigador también mencionó que cuando al menos un tercio del área circundante permanece intacto, los efectos negativos son menos pronunciados, lo cual respalda los objetivos globales de conservación.
A pesar de las dificultades impuestas por la pandemia y crisis globales, los datos fueron recolectados durante años gracias a DarkDivNet. En este contexto, se incluyeron registros provenientes de aproximadamente 40 puntos de muestreo en la Comunitat Valenciana. Estos datos fueron proporcionados por el equipo liderado por el investigador del CSIC Francesco de Bello.
"Nuestros resultados reflejan claramente los efectos descritos", comentó De Bello. "La Comunitat Valenciana presenta una Huella Humana considerable, a pesar de que nuestros puntos de muestreo están ubicados dentro del Parque Natural de la Sierra de la Calderona".
La 'diversidad ausente' se refiere a las especies potenciales que podrían vivir en un determinado lugar pero que están ausentes. Es una nueva forma de medir el impacto de la actividad humana en la biodiversidad.
El estudio tiene como objetivo determinar el impacto oculto de las actividades humanas en la biodiversidad utilizando las especies vegetales potenciales, pero ausentes, en 119 regiones de todo el mundo.
Los resultados muestran que en regiones muy afectadas por actividades humanas, los ecosistemas solo contienen una de cada cinco especies potenciales, lo que indica un grave impacto sobre la biodiversidad que no era detectado con métodos tradicionales.
El nivel de perturbación humana se midió mediante el Índice de Huella Humana, que considera factores como la densidad de población, cambios en el uso del suelo y la infraestructura.
Los resultados son alarmantes ya que demuestran que las perturbaciones humanas afectan más ampliamente de lo esperado, incluso llegando a reservas naturales. Se sugiere que proteger al menos un tercio de las áreas circundantes puede mitigar este impacto negativo.