Ecologistas en Acción y Greenpeace han convocado una concentración en el Muelle de la Sal con más de 300 asistentes para exigir la anulación del proyecto de vertidos tóxicos al río Guadalquivir desde la Mina de Los Frailes en Aznalcóllar, coincidiendo con el Día Mundial del Agua. Las organizaciones advierten sobre el grave riesgo que representa este vertido, que afectaría a hábitats protegidos y podría agravar la contaminación existente por metales pesados. Además, se recuerda el desastre ambiental ocurrido hace 27 años por la rotura de una presa en la misma mina. Se solicita a la Junta de Andalucía la suspensión de las autorizaciones mineras y se exige un análisis independiente sobre los impactos ambientales y en la salud pública.
Más de 300 personas se congregaron en el Muelle de la Sal para participar en una concentración organizada por Ecologistas en Acción y Greenpeace. El evento, que tuvo lugar en el marco del Día Mundial del Agua, tenía como objetivo exigir la anulación del proyecto de vertidos tóxicos al río Guadalquivir provenientes de la Mina de Los Frailes, ubicada en Aznalcóllar.
Las organizaciones ecologistas alertaron sobre el grave riesgo que implicaría el vertido de metales pesados en el estuario del Guadalquivir. Este impacto afectaría a varios Hábitats de Importancia Comunitaria (HICs) dentro de la Zona de Especial Conservación (ZEC) Bajo Guadalquivir, que forma parte de la Red Natura 2000, así como al Parque Nacional de Doñana. Este último ya enfrenta múltiples amenazas, y el nuevo proyecto sumaría una más a su lista.
El plan para reabrir la Mina de Los Frailes contempla el vertido de un total de 85.5 hectómetros cúbicos de aguas contaminadas con metales pesados durante un periodo de 18 años y medio. Para poner esta cifra en perspectiva, equivale al consumo anual total de agua de la ciudad de Sevilla.
Además, los ecologistas subrayaron que el estuario del Guadalquivir ya presenta contaminación por metales pesados desde los vertidos mineros originados por la mina de Las Cruces desde 2009. Un estudio realizado por el catedrático Jesús Castillo, de la Universidad de Sevilla, ha confirmado esta situación. La nueva descarga proyectada podría replicar el desastre ocurrido hace 27 años tras la ruptura de la presa de Boliden, cuyos efectos aún son visibles en los ecosistemas marinos del Golfo de Cádiz y el Mar de Alborán.
Las organizaciones también recordaron que la Mina de Los Frailes está actualmente bajo investigación judicial debido a irregularidades en la adjudicación de derechos mineros a Grupo México. Se sospecha que se vulneraron las condiciones establecidas en el concurso minero, especialmente aquellas relacionadas con las garantías ambientales requeridas para las propuestas presentadas. Esta supuesta violación habría sido conocida por miembros clave del proceso administrativo.
Por ello, tanto Ecologistas en Acción como Greenpeace han solicitado a la Junta de Andalucía que suspenda tanto la autorización ambiental otorgada como la autorización minera que está siendo tramitada para permitir la reactivación de actividades mineras en Aznalcóllar. La suspensión no solo se justifica por las graves consecuencias ambientales esperadas, sino también para asegurar una adecuada seguridad jurídica ante posibles sentencias desfavorables futuras.
Durante el acto, los asistentes recibieron botellas etiquetadas con los metales pesados presentes en el agua del Guadalquivir, cuya situación se vería agravada por los nuevos vertidos. Entre estos metales se encuentran arsénico, cadmio, plomo, cobre, zinc, níquel y mercurio, todos ellos con efectos nocivos tanto para la salud humana como para los ecosistemas.
Cifra | Descripción |
---|---|
300 | Número de personas en la concentración |
85.5 hectómetros cúbicos | Cantidad de agua contaminada a verter |
18 años y medio | Duración del vertido proyectado |
27 años | Años desde el desastre de la presa de Boliden |
Las organizaciones Ecologistas en Acción y Greenpeace están exigiendo la anulación del proyecto de vertidos tóxicos al río Guadalquivir de la Mina de Los Frailes (Aznalcóllar).
Más de 300 personas se dieron cita en el Muelle de la Sal para participar en la concentración.
El vertido proyectado podría tener graves consecuencias ambientales, afectando a Hábitats de Importancia Comunitaria (HICs) y poniendo en peligro los ecosistemas del estuario del Guadalquivir, así como los usos pesqueros y agrícolas.
Se prevé verter un total de 85.5 hectómetros cúbicos de aguas contaminadas con metales pesados durante 18 años y medio.
El estuario ya está contaminado por metales pesados debido a los vertidos mineros producidos por la mina de Las Cruces desde 2009.
Se menciona el desastre sufrido hace 27 años tras la ruptura de la presa de Boliden, cuyos efectos aún persisten en los ecosistemas marinos del Golfo de Cádiz.
Solicitan que se suspenda la autorización ambiental otorgada y la autorización minera en tramitación para garantizar tanto el medio ambiente como la seguridad jurídica ante posibles sentencias condenatorias.
Se distribuyeron botellas etiquetadas con los metales pesados presentes en el agua del Guadalquivir, junto con un folleto informativo sobre las reivindicaciones de las organizaciones ecologistas.
Los metales pesados mencionados incluyen arsénico, cadmio, plomo, cobre, zinc, níquel y mercurio.
Científicos e investigadores han elaborado numerosos estudios que advierten sobre los peligros para la salud y el medio ambiente relacionados con estos vertidos.