Un estudio del Instituto Andaluz de Investigación y Formación Agraria (IFAPA) revela que los protectores microclimáticos no mejoran la supervivencia de las encinas en Andalucía. La investigación, financiada por la Consejería de Universidad y el Fondo Europeo de Desarrollo Regional, destaca que la siembra directa de bellotas y plántulas de vivero es más efectiva para aumentar la tasa de permanencia de estos árboles. Los investigadores sugieren que factores como la calidad inicial de las plantas y una adecuada preparación del suelo son cruciales para su desarrollo. Este enfoque simplifica la restauración en zonas mediterráneas, reduciendo costos y evitando problemas ambientales relacionados con el uso de plántulas. La siembra directa se propone como una estrategia eficaz para mejorar la regeneración de las dehesas, esenciales para el ecosistema local.
Un reciente estudio realizado por un equipo del Instituto Andaluz de Investigación y Formación Agraria, Pesquera, Alimentaria y de la Producción Ecológica (IFAPA) en Granada y Hinojosa del Duque, junto con la Universidad de Granada, ha puesto en evidencia la ineficacia de los protectores microclimáticos en la supervivencia y el desarrollo de las encinas (Quercus ilex subsp. ballota). Este trabajo, financiado por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER) y la Consejería de Universidad, Investigación e Innovación de la Junta de Andalucía, ofrece nuevos enfoques para la repoblación de dehesas.
La investigación sugiere que los propietarios privados y gestores de dehesas públicas pueden optimizar sus esfuerzos de reforestación al optar por métodos más efectivos. Además, se destaca que esta estrategia beneficia a los ganaderos al garantizar un suministro adecuado de bellota, un alimento esencial para el cerdo ibérico, emblemático del ecosistema de la dehesa.
Francisco Bruno Navarro, investigador principal del IFAPA ‘Camino de Purchil’, señala que “las encinas proporcionan importantes servicios ecosistémicos y no se concibe una dehesa sin árboles”. La siembra directa promueve el desarrollo natural del sistema radicular, fortaleciendo así la resiliencia ante los cambios climáticos actuales.
Los expertos han determinado que el microclima creado por estos protectores no mejora significativamente la supervivencia ni el crecimiento de las plántulas provenientes tanto de siembra directa como de vivero. En cambio, factores como la calidad inicial de las plantas, el peso de las bellotas y una adecuada preparación del suelo son determinantes en su germinación y desarrollo.
El estudio titulado ‘Microclimatic effects of tree shelters on the early establishment and resilience of seeded acorns vs. outplanted seedlings’, publicado en el Journal of Environmental Management, abarcó cinco años y analizó diferentes tipos de protectores: tubos plásticos cerrados, tubos mixtos, protectores de corcho y tejas. Se sembraron 600 bellotas y se plantaron 300 plántulas.
A pesar del uso de protectores microclimáticos, los resultados indican que solo los tubos plásticos cerrados aumentaron en un 22% la tasa de emergencia respecto al control; sin embargo, no mejoraron su supervivencia e incluso causaron un crecimiento anómalo debido a la reducción significativa de luz dentro. Navarro enfatiza que para proteger contra herbívoros se deben emplear mallas adecuadas que no alteren el microclima.
Los investigadores proponen adoptar la siembra directa como una alternativa viable para mejorar la restauración ambiental en las dehesas. Este método es igual o más efectivo que el cultivo tradicional en vivero si se utilizan bellotas seleccionadas por su tamaño y calidad germinativa.
Implementar esta técnica simplifica los procesos logísticos y reduce costos asociados a la preparación y transporte. Además, se recomienda evitar protectores plásticos que puedan contaminar el entorno o alterar las condiciones necesarias para las plantas.
El estudio demuestra que los protectores microclimáticos no mejoran la supervivencia ni el desarrollo de las encinas.
Se recomienda la siembra directa de bellotas como una estrategia eficaz para mejorar la restauración de las dehesas, en lugar de utilizar plántulas de vivero.
Factores como la calidad inicial de la planta, el peso de las bellotas, una adecuada preparación del suelo y cuidado en las primeras etapas de crecimiento tienen un impacto positivo.
Se sugiere utilizar protectores de malla de alambre u otros tipos que no alteren el microclima y sean adecuados para cada tipo de animal.
La siembra directa reduce pasos intermedios, disminuye recursos necesarios y facilita la implementación de proyectos a gran escala en ecosistemas degradados.