La obesidad infantil ha alcanzado niveles alarmantes, superando por primera vez al bajo peso como la forma más común de malnutrición entre los niños en edad escolar. Según un informe de UNICEF, 188 millones de niños y adolescentes de entre cinco y 19 años viven con obesidad, lo que representa el 10% de la población infantil mundial. Esta cifra ha triplicado desde el año 2000. La situación es crítica en diversas regiones, incluidos países insulares del Pacífico y naciones de renta media alta como Chile y Estados Unidos. La epidemia se atribuye a un entorno alimentario dominado por productos ultraprocesados y una publicidad agresiva dirigida a los jóvenes. UNICEF advierte que sin medidas urgentes, el impacto económico de esta crisis podría ser devastador, superando los cuatro billones de dólares anuales para 2035. Se requieren políticas efectivas sobre etiquetado, publicidad y acceso a dietas saludables para revertir esta tendencia preocupante.
La obesidad infantil ha alcanzado un récord mundial, afectando a 188 millones de niños y adolescentes de entre cinco y 19 años, según un informe del Fondo de la ONU para la Infancia (UNICEF). Este alarmante dato indica que, por primera vez en la historia, la obesidad supera al bajo peso como la forma más común de malnutrición en los menores en edad escolar.
Actualmente, uno de cada diez niños en el mundo vive con obesidad, una cifra que se ha triplicado desde el año 2000, cuando solo el 3% de los menores presentaba esta condición. En la actualidad, la tasa de obesidad infantil alcanza el 9,4%, mientras que el bajo peso ha disminuido al 9,2%. La directora ejecutiva de UNICEF destacó que este cambio representa un giro radical en el panorama de la malnutrición infantil.
Catherine Russell, directora ejecutiva de UNICEF, advirtió que “la obesidad ya no es un problema aislado de países ricos; está presente en casi todas las regiones del mundo”. El estudio analizó datos provenientes de más de 190 países y reveló situaciones particularmente preocupantes. En varios países insulares del Pacífico, las cifras son alarmantes: Niue reporta un 38% de niños y adolescentes obesos; las Islas Cook, un 37%; y Nauru, un 33%. Estas tasas se han duplicado en los últimos 25 años debido al abandono de las dietas tradicionales en favor de alimentos ultraprocesados.
Los países con ingresos medios-altos también están experimentando esta tendencia. Por ejemplo, Chile presenta un 27% de obesidad entre menores de cinco a 19 años. En Estados Unidos y Emiratos Árabes Unidos, el porcentaje asciende al 21%.
Más allá de las estadísticas preocupantes, la obesidad infantil conlleva serios riesgos para la salud tanto a corto como a largo plazo. Los niños que padecen obesidad tienen mayores probabilidades de desarrollar resistencia a la insulina, hipertensión, diabetes tipo 2 y enfermedades cardiovasculares e incluso ciertos tipos de cáncer en la adultez.
UNICEF atribuye esta epidemia a un entorno alimentario poco saludable donde predominan los alimentos ultraprocesados, ricos en azúcar, sal y grasas. Estos productos dominan las tiendas y escuelas, desplazando opciones más nutritivas como frutas y verduras.
La publicidad dirigida a los jóvenes también tiene un impacto significativo. Una encuesta global realizada por UNICEF a 64.000 jóvenes entre 13 y 24 años reveló que el 75% había visto anuncios de bebidas azucaradas y comida rápida en la última semana; además, el 60% afirmó que estos anuncios aumentaron su deseo por tales productos. Incluso en contextos de crisis o conflicto, la exposición a publicidad sobre comida chatarra es alta: el 68% de los niños en países afectados por conflictos indicó haber estado expuesto a estos anuncios.
UNICEF advierte que si no se toman medidas inmediatas para abordar esta crisis sanitaria, el impacto económico podría ser devastador. Por ejemplo, se estima que solo en Perú, los costos relacionados con la obesidad podrían superar los 210.000 millones de dólares anuales en el futuro.
A nivel global, se prevé que para el año 2035 la carga económica del sobrepeso y la obesidad podría rebasar los cuatro billones de dólares anuales. Algunos países han comenzado a implementar políticas para revertir esta tendencia. En México, donde el 40% de las calorías diarias consumidas por los niños provienen de productos ultraprocesados, se ha prohibido recientemente la venta y distribución de alimentos altos en sal, azúcar y grasa en escuelas públicas.
Para abordar este grave problema sanitario, UNICEF propone una serie de medidas urgentes:
Catherine Russell enfatizó: “La obesidad infantil es una emergencia silenciosa que está creciendo ante nuestros ojos. Necesitamos transformar urgentemente los entornos alimentarios para asegurar que todos los niños tengan acceso a alimentos nutritivos y asequibles”.
Cifra | Descripción |
---|---|
188 millones | Número de niños y adolescentes con obesidad a nivel mundial. |
10% | Porcentaje de la población infantil mundial que vive con obesidad. |
3% | Porcentaje de niños obesos en el año 2000. |
9.4% | Tasa actual de obesidad infantil. |
9.2% | Tasa actual de bajo peso infantil. |
38% | Porcentaje de obesidad infantil en Niue. |
27% | Porcentaje de obesidad infantil en Chile. |
$210,000 millones | Costo anual relacionado con la obesidad en Perú, proyectado para el futuro. |
$4 billones | Carga económica global del sobrepeso y la obesidad proyectada para 2035. |
Actualmente, 188 millones de niños y adolescentes de entre cinco y 19 años viven con obesidad, lo que equivale a un 10% de la población infantil mundial.
Por primera vez, la obesidad supera al bajo peso como la forma más común de malnutrición entre los niños en edad escolar. La tasa de obesidad ha triplicado desde el año 2000.
Los niños obesos tienen mayores probabilidades de desarrollar resistencia a la insulina, hipertensión, diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares e incluso ciertos tipos de cáncer en la edad adulta.
UNICEF atribuye esta epidemia al entorno alimentario donde crecen los niños, dominado por alimentos ultraprocesados ricos en azúcar, sal y grasas, así como a la publicidad dirigida a ellos.
UNICEF propone establecer políticas sobre etiquetado y publicidad de alimentos, prohibir la venta de comida chatarra en entornos escolares, implementar campañas de concienciación y ampliar programas sociales que garanticen acceso a dietas saludables.