Greenpeace destaca la importancia de la agricultura, ganadería extensiva y manejo silvopastoril en la prevención de incendios forestales y gestión sostenible de recursos naturales. Ante el aumento alarmante de incendios en España, que ha arrasado más de 400,000 hectáreas, la organización subraya la necesidad de abordar la despoblación y transformar el modelo agroalimentario. Un informe sugiere que un cambio en este modelo podría duplicar el empleo ganadero y aumentar un 30% el empleo en el sector agrícola-forestal, además de capturar 10.7 millones de toneladas de CO₂eq anuales. Greenpeace reclama medidas efectivas, como gestionar al menos el 1% de la superficie forestal anualmente y destinar recursos significativos a la prevención para mitigar la crisis climática y prevenir futuros incendios devastadores.
La agricultura, la ganadería extensiva y el manejo silvopastoril se presentan como elementos clave en la lucha contra los incendios forestales y en la gestión sostenible de los recursos naturales. Así lo ha destacado Greenpeace, que subraya la importancia de abordar la realidad de la España rural en el contexto del reciente requerimiento de la Fiscalía de Medio Ambiente y Urbanismo y un posible pacto de Estado contra la emergencia climática.
Un informe reciente de Greenpeace revela que una transformación del modelo alimentario español podría generar un aumento del 100 % en el empleo ganadero y del 30 % en el sector agrícola-forestal. Además, esta transformación permitiría capturar 10,7 millones de toneladas de CO?eq anuales, contribuyendo a mitigar la crisis climática.
El año 2025 se ha consolidado como un periodo crítico, con más de 400.000 hectáreas arrasadas por las llamas. Esta cifra supera en más de tres veces la media histórica de las últimas décadas. Incendios como los ocurridos en Molezuelas (Zamora) y Jarilla, el más devastador en Extremadura, figuran entre los más graves registrados en España.
Mónica Parrilla de Diego, ingeniera técnica forestal y portavoz de Greenpeace, ha señalado que “nuestros bosques enfrentan problemas estructurales similares a los de nuestros pueblos: abandono institucional, desidia y una brecha urbano-rural insostenible”. Estos desafíos son mucho más invisibles que las llamas, pero igualmente cruciales para entender la problemática.
Las provincias más afectadas por los incendios coinciden con algunas de las más despobladas del país, como Ourense, León y Zamora. Según datos del INE, el éxodo rural ha transformado el uso del territorio hacia dos direcciones opuestas: por un lado, el abandono del medio rural; por otro, una intensificación agrícola y ganadera.
En consecuencia, la superficie cultivada ha disminuido un 10,46 % en los últimos años hasta alcanzar 16,7 millones de hectáreas. El auge de la ganadería intensiva desconectada del territorio y la concentración agroexportadora han propiciado un crecimiento descontrolado de masas forestales sin gestión activa, creando condiciones ideales para los megaincendios observados recientemente.
Desde 1962 hasta 2019, la superficie forestal en España ha aumentado casi cuatro millones de hectáreas. Este incremento convierte al país en el segundo dentro de la UE con mayor proporción de superficie forestal —un 55,2 % del territorio— solo superado por Suecia. Sin embargo, este crecimiento no gestionado favorece la propagación de incendios; antes existían cultivos cercanos a los pueblos que frenaban el avance del fuego.
A su vez, las explotaciones ganaderas han disminuido a menos del 10 % respecto a los años 60. Las macrogranjas han triplicado las unidades ganaderas existentes, generando un impacto ambiental significativo y desplazando a las comunidades locales.
A pesar del abandono rural que ha reducido el riesgo inmediato de ignición, este fenómeno ha agravado las causas que facilitan su propagación. Por ello, es crucial gestionar tanto el territorio como el sector primario para prevenir futuros incendios.
Los municipios ubicados en Zonas de Alto Riesgo (ZAR) deben contar con planes preventivos y emergentes ante incendios. Recientemente, la Fiscalía anunció investigaciones sobre si estos municipios cumplían con dicha obligación. Un análisis previo realizado por Greenpeace reveló que ninguno de los municipios afectados por los incendios más devastadores contaba con planes preventivos implementados o comunicados.
Greenpeace enfatiza que “proteger el medio rural es protegernos del fuego”. En respuesta a la creciente gravedad de los incendios forestales, resulta fundamental recuperar un paisaje agroforestal tradicional y sostenible que esté mejor adaptado al cambio climático. Esto incluye menor carga combustible y mayor capacidad regenerativa para los ecosistemas.
La organización ecologista plantea que una transformación integral del sistema alimentario español podría capturar anualmente 10,7 millones de toneladas de CO?eq, duplicar el empleo ganadero e incrementar un 30 % el empleo agrícola-forestal hacia 2050. Estas medidas son vistas como soluciones efectivas para prevenir incendios.
Cifra | Descripción |
---|---|
400,000 ha | Superficie arrasada por incendios en 2025. |
10.46% | Disminución de la superficie cultivada en los últimos años. |
16.7 millones ha | Superficie cultivada actual según la Encuesta sobre Superficies y Rendimientos de Cultivos (2024). |
10.7 millones de toneladas de CO?eq | Cantidad de CO?eq que podría capturarse anualmente con un nuevo modelo agroalimentario. |
1,000 millones €/año | Cantidad sugerida para destinar a prevención de incendios. |
La agricultura, la ganadería extensiva y el manejo silvopastoril son considerados instrumentos clave para prevenir incendios forestales y gestionar de manera sostenible los recursos naturales.
Las comunidades más afectadas por los incendios suelen ser las más despobladas. El éxodo rural ha llevado al abandono del medio rural y a la intensificación agrícola y ganadera, lo que ha contribuido a un aumento en la superficie cultivada y a un crecimiento descontrolado de masas forestales sin gestión activa.
Greenpeace aboga por un cambio en el modelo agroalimentario, promoviendo la ganadería extensiva y el manejo silvopastoril como herramientas para prevenir incendios, mitigar la crisis climática y revitalizar el medio rural.
Se solicita gestionar al menos el 1% de la superficie forestal anualmente, destinar alrededor de 1.000 millones de euros al año en prevención, fomentar la ganadería extensiva, recuperar superficies forestales para establecer modelos silvopastoriles, y dotar a los municipios en Zonas de Alto Riesgo de Incendio (ZAR) con recursos necesarios para ejecutar planes preventivos.