La predicción meteorológica para las semanas del 28 de julio al 17 de agosto de 2025 indica que la primera semana será más fría de lo habitual en el este de la Península y Baleares, mientras que en el extremo occidental se experimentará un ambiente cálido. Las precipitaciones serán escasas en la mitad sur, pero podrían ser más abundantes en el Cantábrico oriental, litoral mediterráneo, Baleares y Canarias orientales. Para la semana del 4 al 10 de agosto, se prevén temperaturas normales o ligeramente inferiores en el este y posibles lluvias en el oeste y sur. La semana del 11 al 17 de agosto podría ser más cálida en gran parte de la Península, con pocas lluvias esperadas.
Durante la semana comprendida entre el 28 de julio y el 3 de agosto, se espera que el clima en el este de la Península y Baleares sea más frío de lo habitual para esta época del año. En contraste, el extremo occidental experimentará temperaturas superiores a las normales. Las precipitaciones serán escasas en la mitad sur del país, aunque se prevén lluvias relativamente abundantes en comparación con lo habitual en algunas zonas del Cantábrico oriental, litoral mediterráneo, Baleares e islas canarias orientales.
Para la semana siguiente, del 4 al 10 de agosto, el pronóstico presenta un aumento en la incertidumbre. Las temperaturas podrían estar dentro de los rangos normales o ligeramente por debajo en el este de la Península y Baleares. También es posible que se registren lluvias en áreas del oeste y sur, aunque estas previsiones son susceptibles de cambios a medida que se acerque la fecha.
En cuanto a la semana del 11 al 17 de agosto, los datos actuales sugieren que las temperaturas serán más cálidas de lo normal en amplias zonas de la Península. Sin embargo, existe mayor incertidumbre respecto a las precipitaciones; se anticipa que sean escasas en gran parte del territorio español.
La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) continúa monitoreando estas condiciones climáticas para ofrecer información precisa y actualizada sobre el tiempo en España. Su labor es fundamental para garantizar la seguridad y bienestar de la población ante fenómenos meteorológicos adversos.