Científicos del CSIC han descubierto un nuevo mecanismo molecular que afecta la eficacia de la quimioterapia, específicamente en relación con el fármaco experimental Rigosertib. Este hallazgo, realizado por el Instituto de Investigaciones Biomédicas Sols-Morreale (IIBM) y publicado en la revista Drug Resistance Updates, revela cómo las células cancerosas pueden volverse resistentes a ciertos tratamientos mientras se vuelven más sensibles a otros. La investigación, liderada por Guillermo de Cárcer, destaca el papel de la proteína WNK1 en la resistencia a los fármacos y sugiere que el estrés osmótico puede influir significativamente en la respuesta a la quimioterapia. Estos resultados podrían tener importantes implicaciones clínicas para mejorar las estrategias terapéuticas en pacientes con cáncer.
Un equipo de investigación del Instituto de Investigaciones Biomédicas Sols-Morreale (IIBM), centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), ha revelado un nuevo mecanismo molecular que podría influir en la eficacia de la quimioterapia. Este descubrimiento se centra en la resistencia al Rigosertib, un fármaco experimental prometedor para combatir el crecimiento de células cancerosas. Los hallazgos han sido publicados en la revista Drug Resistance Updates.
La investigación destaca cómo las células cancerosas pueden volverse más sensibles a compuestos que operan mediante mecanismos opuestos al Rigosertib. Esta información es crucial, ya que podría modificar significativamente la respuesta a tratamientos quimioterapéuticos en pacientes con cáncer.
Uno de los principales desafíos en las terapias oncológicas es el desarrollo de mecanismos de resistencia por parte de los tumores tras ser tratados con quimioterapia. Los tumores son entidades heterogéneas que albergan células con diversas combinaciones genéticas, lo que les permite adaptarse a diferentes condiciones externas y evadir los tratamientos. Esta capacidad adaptativa facilita la reaparición de los tumores, a menudo resistentes a las terapias previamente efectivas.
El grupo liderado por el científico Guillermo de Cárcer realizó un rastreo genético para identificar estos mecanismos de resistencia al Rigosertib. Aunque este fármaco ha mostrado un gran potencial, su uso clínico aún no se ha establecido debido a la falta de información sobre qué tipos de tumores responderían mejor a él.
Los resultados obtenidos por el equipo definen un nuevo mecanismo molecular de resistencia al Rigosertib, mediado por la proteína WNK1, conocida como un sensor maestro del estrés osmótico. La inactivación de WNK1 permite que las células tumorales crezcan indefinidamente incluso en presencia del fármaco.
Lo más sorprendente es que esta inactivación no solo confiere resistencia al Rigosertib, sino también a otros medicamentos con mecanismos similares. La investigadora Ana Monfort, primera autora del estudio, comentó sobre el impacto del hallazgo: “Cuando probamos otros fármacos con un mecanismo similar y observamos resistencia, entendimos que teníamos algo realmente importante entre manos”.
Además, cuando los investigadores evaluaron fármacos que estabilizan el andamiaje celular, como Paclitaxel o Epotilona, se observó una mayor sensibilidad en las células con WNK1 inactivo. Esto sugiere que es posible reducir las dosis necesarias para lograr efectos letales equivalentes.
WNK1 juega un papel crucial en el balance osmótico celular, regulando el paso de iones hacia el interior. En experimentos realizados por el equipo, se demostró que incubar células tumorales en medios hipotónicos aumentaba su sensibilidad al Rigosertib, mientras que en condiciones hipertónicas sucedía lo contrario.
Aunque esta investigación es preliminar, sus implicaciones clínicas podrían ser relevantes. Muchos pacientes oncológicos reciben diuréticos durante la quimioterapia debido a efectos secundarios como hipertensión y retención de líquidos. El director del estudio reflexionó sobre esto: “Los diuréticos modifican el balance osmótico celular; nuestros resultados sugieren que podrían influir directamente en la respuesta a la quimioterapia”.
Este trabajo fue llevado a cabo con colaboración internacional y recibió financiamiento por parte de varias instituciones, incluyendo la Asociación Española Contra el Cáncer y el CSIC. Guillermo de Cárcer también forma parte del grupo Conexión Cáncer-CSIC, así como del grupo de Investigación Traslacional en Cáncer del Instituto Ramón y Cajal de Investigación Sanitaria (IRYCIS).
Los científicos del Instituto de Investigaciones Biomédicas Sols-Morreale (IIBM) han descrito un nuevo mecanismo molecular de resistencia al Rigosertib, un fármaco en fase experimental para inhibir el crecimiento de células cancerosas.
WNK1 actúa como un sensor maestro del estrés osmótico. Su inactivación confiere resistencia al Rigosertib y a otros fármacos con mecanismos de acción similares, mientras que aumenta la sensibilidad a compuestos con mecanismos opuestos.
Los investigadores encontraron que incubar células tumorales en medios hipotónicos o hipertónicos modifica su respuesta a diferentes fármacos antitumorales, lo que sugiere que el balance osmótico puede influir significativamente en la eficacia del tratamiento.
El estudio sugiere que los diuréticos, que modifican el balance osmótico, podrían afectar la respuesta a la quimioterapia en pacientes, lo cual será explorado en futuros proyectos de investigación.