Curiosidades de la naturaleza: barítono por imperativo urbano
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Curiosidades de la naturaleza: barítono por imperativo urbano

domingo 26 de febrero de 2017, 19:22h

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El chochín común es un ave con un canto muy característico, de una intensidad que no suele solaparse con el ruido de baja frecuencia que ha tenido que cambiar para adaptarse a nuestras urbes, lo que lo ha convertido en todo un barítono.

Científicos de la Universidad de Salamanca (USAL) han analizado los cantos del chochín común (Troglodita troglodita) en tres ambientes diferentes –urbanos, periurbanos y rurales– para evaluar el grado de impacto que tiene el ruido ambiental en sus vocalizaciones utilizando para ello un descriptor acústico que crearon para poder medir la variabilidad de las canciones.

“Nuestra principal aportación es un método para registrar y describir estos cambios de vocalización, que no siempre se producen en la misma dirección: en unas especies, con el ruido aumenta la intensidad del canto –como hacemos los humanos, que hablamos más alto– y en otras no, como en el caso de los chochines”, declara a Sinc Moisés Pescador, investigador de la USAL y coautor del estudio.

La variabilidad de su canto aumenta con el ruido de la ciudad y sus notas se prolongan. “Los chochines urbanos desarrollan canciones más complejas, con frecuencias más altas y notas más largas que los rurales, mientras que las aves periurbanas ocupan una posición intermedia”, apunta el científico.

Estos cambios podrían estar asociados o no con el ruido de fondo ya que hay otras causas posibles que también podría explicarlos, como la densidad de población. “Las frecuencias máximas se localizan fuera del rango de ruido de fondo y difieren entre hábitats, mientras que las frecuencias más bajas, de forma inesperada, no lo hacen”, añade Pescador.

“Puede deberse a un fenómeno adaptativo para hacerse oír y comunicarse con otros individuos debido a la presencia de mayor cantidad, intensidad y variedad de ruido”.

Otra posibilidad no excluyente es que todas las aves aprenden a cantar por lo que escuchan, y la alta variabilidad de ruido hace que desarrollen canciones más complejas. “Algunas especies como los gorriones urbanos cantan de forma muy similar a los pitidos de los semáforos cuando está en verde para peatones”, asegura el ornitólogo.

“Nuestro estudio demuestra que los cambios que produce la contaminación sónica produce efectos y perturbaciones mucho más complejos de lo que a priorise pensaban”, concluye.

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