Colson Whitehead es un neoyorquino nacido en 1969, autor de las novelas: La intuicionista, John Henry Days, Apex Hides the Hurt y Sag Harbor, y también de una colección de ensayos, El coloso de Nueva York. Ha publicado artículos en The New York Times, Granta, Harper's y The New Yorker. Galardonado con un Whiting Writer's Award, ganador de una MacArthur Fellowship y de una beca de investigación en el Cullman Center for Scholars and Writers. Actualmente vive en la ciudad de Nueva York.
Colson Whitehead nos presenta Zona Uno, una reflexión sobre la decadencia psicosocial, económica y sobre todo moral de la sociedad actual. El autor también nos invita a reinterpretar la coyuntura literaria de lo zombie, y es que al final: ¿Quiénes son los zombies? ¿Nosotros?
Zona Uno nos traslada a una emocionante historia en el corazón de América donde los zombies han arrasado con la población. Ahora la plaga está controlada, o casi, solo falta limpiar la Zona Uno. La nación norteamericana se ve así misma como Phoenix América, los “skels” o zombies, han sido exterminados por una brutal intervención del ejército y ya solo quedan pequeñas bolsas aisladas de resistencia.
El comando Omega, un grupo de civiles dirigidos por Kaitlin, además del bruto Gary y Mark Spitz, se encarga de desinfectar la Zona Uno, en el corazón de Manhattan. Mark, que antes había trabajado en una pequeña cafetería, convertida después en un gigante mundial vendiendo un café cada vez de peor calidad y más concentrada en la relación digital con el cliente, reflexiona acerca de su propia vida en un contexto desolador.
La actitud anodina de Mark contrasta con la brutalidad de sus compañeros. Así colabora en las tareas de desinfección sin poder evitar evocar los días anteriores a la debacle: Su relación con las chicas, siempre basada en el poder, recordándose a sí mismo lo mediocre que era.
Nuestro protagonista, haciendo honor al lema de la nación “We Make Tomorrow”, mata y traslada los cuerpos de los zombies junto a sus compañeros. Ven cómo arden en las gigantes naves destinadas a la reducción de cenizas, pero el problema aparece tras un error de cálculo de Gary. Tras ser mordido por un zombie, genera un descontrol que provoca la mayor horda de zombies nunca vista.
Mark deberá entonces dar respuesta a su apodo, y a lo que ha hecho con su vida. Recordará el día que tras encontrarse en un puente con docenas de zombies, decidió saltar al agua sin saber nadar. Ahora, encontrándose atrapado y sin escapatoria, nuestro protagonista estará dispuesto a matar a todos los zombies que pueda antes de que su vida se agote.
Si (
No(
