El puesto del payaso más querido de la tele siempre ha tenido nombre y apellidos. Pero Miliki no es solo eso: Compositor, actor, músico y escritor, que regresa con “Mientras duermen los murciélagos”, una obra con una calidad a la altura de los grandes. El relato no es autobiográfico, aunque sí que se observan pinceladas en sus orígenes o en su trayectoria que dan un peso a la lectura.
Mientras duermen los murciélagos es una la historia de un trapecista español, Juan Carlos Borrachina. Este hombre trabaja en los circos alemanes en plena II Guerra Mundial y el destino le lleva hasta La Casa del Artista de Berlín, lugar en el que residen grandes cómicos retirados de toda Europa. La visita tomará un giro inesperado cuando el edificio es bombardeado y fallecen gran parte de los residentes excepto él, 17 ancianos y Erica, la joven hija de un matrimonio de músicos holandeses. Sin embargo, Juan Carlos es un hombre que no teme a nada, así que reúne a todos los supervivientes, roba un autocar y planea su huída de Alemania para llegar a España y así pedir asilo político.
Este increíble comienzo marca la aventura que vivirán los protagonistas de esta historia. Pero no será una travesía fácil, todo tipo de peligros les acechan en cada esquina, desde bombas hasta espías. Además contando con la destrucción y el hambre que les azotará en una época de guerra y escasez donde todas las personas buscan medios para sobrevivir.
La narración es ágil, amena, repleta de diálogos chispeantes y divertidos capaces de robar las sonrisas de los lectores. Miliki nos transporta a un mundo mágico, un mundo que se transforma como un espectáculo de circo y que evoluciona capítulo a capítulo. Entre sus páginas nos encontraremos a personajes como Juan Carlos Barrachina, nuestro protanista; Aetos y Moses, Ademaro Beckenahauer, y la joven veinteañera Erika de Cock. Juntos tendrán que enfrentarse a sus enemigos: Otto Günsche, Adalbert Adler, Carl Shultz, y Brunhilde Zihmer. Toda una odisea para abandonar la peligrosa Alemania.
El gran interrogante que se nos presenta al tener este libro entre nuestras manos es ¿por qué los murciélagos? Miliki nos explica cómo este animal fue el único fallo de Dios. Durante la creación se empleó la más perfecta ingeniería con todos los seres, sin embargo, en el caso del murciélago, no se sabe si quiso crear un roedor o un pájaro. Si ansiaba conseguir al más veloz mensajero, o por el contrario al más vago de los seres, siempre en busca de la oscuridad para ocultar su imperfección.
El murciélago comenzó a sufrir un terrible complejo que lo llevó a llenar su confundida mente de un odio irracional, tanta, que su mordedura llega a considerarse como una mortal necesidad, lo que lo ha convertido en el símbolo universal del mal. Nuestra única defensa se encuentra en su gran necesidad de dormir. Por tanto, mientras ellos duermen el mal descansa, así que en ese tiempo tenemos actuar, para garantizar la seguridad de nuestras vidas. Y es que al fin y al cabo, los murciélagos son los aviones cargados de muerte con forma de bombas y obuses que machacaban Europa.
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