El crecimiento de la población lobuna al margen sur del río está desbordando las previsiones. España ha planteado la necesidad de modificar los Anejos de la directiva Hábitat para desprotegerlo, planteando así la petición de Castilla y León en el marco de un Consejo de Ministros europeos de Medio Ambiente.
Al Norte del Duero la especie es considerada como cinegética, es decir, sujeta a ser cazada, mientras que en el sur, para desgracia de muchos ganaderos, es considerada como “especie prioritaria”, lo que impide su caza y supone que la comunidad autónoma deba velar por su salvaguardia y protección.
De esta forma, el lobo que hasta ahora podía cruzar a la otra orilla y salvarse de la caza, se queda sin protección y podrá ser perseguido a ambos márgenes del río.
Mientras que en la ribera norte la gestión del lobo es realizada de manera “razonablemente ordenada”, la sur se ha desbordado debido a un crecimiento espectacular, explicó el ministro.
Esta situación, tan inverosímil que supone que un lobo pueda ser cazado o no en virtud de que haya cruzado o no un río, está afectando “gravemente” a la actividad ganadera y planteando conflictos entre la preservación de las especies y el, al cuanto menos discutible, mantenimiento de la actividad económica de zonas rurales.
Por ello, el ministro ha solicitado a Janez Potocnik, comisario de Medio Ambiente, “mecanismos de flexibilidad para equilibrar la gestión al norte y al sur del rio” para lograr una “gestión sostenible”.
Nuestro éxito en la conservación ha sido tal que tenemos más de 2.000 lobos sólo en la región de Castilla y León. El problema es que este incremento genera problemas entre la cohabitación entre especies ganaderas y las que se pretenden conservar, ha continuado, afirmando confiar en que haya avances en este sentido.
Aún no sabemos lo que Europa decidirá a este respecto pero seguramente haya muchos que se congratulen con la noticia, mientras que otros tantos sientan preocupación.
El problema es que durante las últimas semanas los lobos de Castilla y León han abatido a sesenta reses, causando daños superiores a los 50.000 euros y los ganaderos al sur no pueden hacer nada, salvo solicitar ayuda a la Junta, que puede mandar patrullas especializadas bajo circunstancias excepcionales que ya han originado al menos dos batidas este año en Ávila, mientras que al norte existen cupos regulados que este año alcanzarán hasta los 130 ejemplares. Justicia, reclaman los afectados y parece que se les ha escuchado.
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