Cómplices astrológicos

Cómplices astrológicos

jueves 16 de octubre de 2014, 19:14h

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Un estudio científico concluye que un raro fenómeno astronómico único pudo ser responsable de la masiva aparición de icebergs en el Océano Atlántico justo en la primavera en la que el trasatlántico más conocido del mundo hizo su primer y último viaje hace ya 100 años.

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Innumerables libros y películas han examinado con todo lujo de detalles todos los acontecimientos que llevaron a que el más grande los trasatlánticos jamás fletado hasta entonces chocara contra un iceberg la noche del 14 de abril de 1912, causando la muerte de al menos 1500 personas.

El responsable, afán de superar todos los records, es también muy conocido. Ahora un equipo de astrónomos de la Universidad de San Marcos (Texas) ha aplicado técnicas más cercanas a lo detectivesco que a lo científico en el análisis celestial y ha llegado a la conclusión de que un raro evento astral, pudo haber sido responsable de que el desastre se produjera, o, al menos de que fuera tan arriesgado lo que se pretendió hacer en su viaje inaugural.

Donald Olson y Russell Doescher, físicos de esta Universidad, han publicado sus hallazgos en la revista Sky & Telescope. Por supuesto, no discuten cual fue la causa última del accidente: ir en un campo de icebergs a máxima potencia y no frenar a tiempo.

Pero ¿Cuáles fueron los responsables del campo? No hay que mirar demasiado lejos, la que nos acompaña por las noches y el que nos ilumina durante el día.

¿Cómo lo hicieron? Los científicos partieron del trabajo realizado por el oceanógrafo visionario Fergus J. Wood, de San Diego, que sugirió que una inusual aproximación de la Luna el 4 de enero de 1912 pudo haber provocado mareas anormalmente altas. ¿Sólo ella? No, de acuerdo con los científicos, tanto ella como el Sol tuvieron la culpa de la siembra del campo de minas, porque la alineación del Sol y de la Luna que tuvo lugar ese año, provocó que sus fuerzas gravitacionales se acentuasen, dando lugar a una marea alta más alta de lo normal.

En concreto, la Luna tuvo su perigeo (momento en el que la Luna se encuentra más cerca de la Tierra) más cercano en los últimos 1400 años esa misma noche y el Sol, para no ser menos, tuvo su máximo acercamiento el día anterior. Algo prácticamente imposible. Sucedió y sembró el camino del Titanic y de muchos otros barcos.

Una vez llegada a estos hechos, los investigadores examinaron si las mareas altas provocadas por esta conjunción astral pudieron provocar que se partieran los glaciares en Groenlandia, de donde proceden la mayoría de los icebergs del Atlántico.

Concluyeron rápidamente que para que la ruta del Titanic fuera tan difícil en abril, los icebergs debieron moverse inusualmente rápido y además en contra de las corrientes predominantes. ¿Cómo?

Muy sencillo, imaginemos un iceberg varado en aguas poco profundas frente a las costas del Labrador y de Terranova. En esas condiciones no pueden moverse y constituir amenaza alguna. Sin embargo, si tenemos una marea excepcionalmente alta, tan alta como para liberar esos icebergs que podrían haberse quedado varados años pero se liberaron. Por ello el barco tuvo que enfrentarse a un mar de hielo y no superó la prueba. Según Orson, “eso podría explicar la abundancia de icebergs en la primavera de 1912”. Es imposible saber donde se encontraba el iceberg responsable el día 4 de enero de 1912, pero esta explicación es un escenario plausible y científicamente razonable, concluye.

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