La ingesta de bebidas alcohólicas provoca la secreción de las endorfinas en determinadas zonas del cerebro y esto hace que se produzca sensación de placer, lo cual podría conducir a la adicción de esta.
Tras la investigación se ha confirmado que las endorfinas son las causantes de que se desencadenen las emociones positivas que se experimentan en un estado de embriaguez.
Estas proteínas tienen efectos opiáceos y se liberan en el núcleo accumbens y en la corteza orbitofrontal, que se encuentran en el cerebro, no obstante se ha descubierto que el receptor opioide que actúa con ellas es el receptor Mu, por lo que este descubrimiento permitirá mejorar los métodos y medicaciones para tratar los problemas con el alcohol.
Para realizar la investigación se estudió a 13 personas con un alto consumo de alcohol, y 12 que no bebían de manera habitual. En ambos casos la ingesta de alcohol produjo una liberación de endorfinas.
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