Un año negro para los elefantes

Un año negro para los elefantes

jueves 16 de octubre de 2014, 19:14h

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Según ha denunciado el grupo de monitorización “Traffic”, en este año se han producido un número récord de incautaciones a gran escala de marfil, lo que apuntaría a un resurgimiento de la caza furtiva para atender la demanda asiática de colmillos para uso ornamental y joyería.

Un año negro para los elefantes

Este año se han producido al menos 13 confiscaciones a gran escala que contenían una media de unos 800 kilogramos de marfil cada uno. Esto eleva el número de grandes decomisos hasta más del doble que el año pasado.

Según el comunicado de esta organización que documenta las tendencias en el tráfico de especies animales, se estima que al menos se han capturado 23 toneladas entre las trece grandes incautaciones. Esto supondría la muerte de al menos 2.500 elefantes.

Tom Milliken, director del Sistema de Información del Mercado de Elefantes de Trafffic que está asentado en Zimbabwe, ha dicho a este respecto que desde que funciona la base de datos, hace más de 20 años, este año ha sido el peor año de grandes capturas y ha señalado como responsable del mismo las inversiones que China está dirigiendo en África con el fin de asegurarse tanto los minerales como los recursos energéticos necesarios para atender su crecimiento económico y su demanda de combustible.

Ha llegado incluso a denunciar que parte de este marfil gestionado en los mercados ilegales, podría incluso proceder de las reservas que los gobiernos africanos tienen de incautaciones pasadas, aunque los números del mercado y los datos de otras organizaciones no cuadran sin que se haya producido un mayor número de muertes de elefantes, siendo la mayor afectada la zona de África Central y muy especialmente la República Democrática del Congo-apunta.

Según Traffic, los traficantes parecen haber cambiado de modus operandi, pasando de utilizar el aire al mar ya que a principios de este año se produjeron tres grandes incautaciones en aeropuertos y posteriormente la mayoría tuvieron lugar en medios de transporte marítimos.

El único denominador común para este tráfico es que parte de África y llega a Asia, el resto de variables cambian constantemente, lo que en opinión de Milliken refleja los cálculos de riesgo de los contrabandistas que estarían buscando la mejor opción para evadir la detección.

De las 13 operaciones, seis pasaron por Malasia, señala Traffic, siendo el caso más reciente la incautación del 21 de diciembre de las autoridades malayas, por la cual capturaron centenares de colmillos de elefante africano que tendrían un valor de 1.3 millones de dólares que habían sido embarcados hacia Camboya.

No obstante, lo peor no es sólo que este año sea ya un año negro que supera todos los registros anteriores, sino que, a pesar de que se incauten más, hay pocos arrestos; motivo por el cual Milliken afirma que los criminales están ganando.

Algunos defensores medioambientales señalan como factor clave la decisión de algunos países del sur de África de vender sus reservas de marfil, como causa del estimulo al comercio ilegal, algo que, por supuesto, las autoridades de Sudáfrica, Bostuana, Namibia o Zimbaue, no sólo niegan sino que argumentan que se debería recompensarles por cuidar a sus poblaciones de elefantes.

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