El Estado lo es todo

Lo cierto es que Nueva York es el estado número 22 que legaliza la marihuana para uso terapéutico. Toda la tradición que arrastra medidas como esta (trabajos de protección de genotipo y búsqueda de cepas, en definitiva investigación como la que realiza la empresa sensi seeds y muchas otras) se pone a disposición de los usuarios, que son cada vez más en todas partes del planeta.

Aunque esta medida está sujeta a restricciones (sólo se administrará a enfermos graves o terminales y a través de vaporizadores, aceites y productos comestibles) por lo que no puede equipararse a estados como Colorado en los que el uso recreativo permite un consumo mucho más generalizado.

Lo realmente llamativo del caso estadounidense es la abismal diferencia en cuestiones de normativa entre los diferentes estados. El paradigma de esto es la pena de muerte vigente en algunos, y como consecuencia la inmensa diferencia que puede suponer para un preso ser juzgado en Texas o en California.

Algo parecido pueden sentir los enfermos que dependen de la puesta en marcha de esta nueva ley, que marca un plazo de dieciocho meses para implementarla. Para muchos enfermos o familiares que ven en esta alternativa terapéutica la solución a su problema, este plazo es demasiado largo, y pueden sufrir el agravio comparativo de ver que en el estado vecino se dispensan las dosis medicinales mientras que en el suyo las esperas son largas y las restricciones numerosas.

Lo que sí podemos afirmar es que el avance de la investigación y la llegada de estas nuevas leyes más permisivas ayudarán a muchos enfermos a encontrar un nuevo camino en su curación, una alternativa a tratamientos más tradicionales y una garantía de calidad en esta marihuana medicinal.