El lobby contaminante sabotea Durban

El lobby contaminante sabotea Durban

jueves 16 de octubre de 2014, 19:14h

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Una semana después del inicio de esta cumbre y sin que de ella hayan trascendido ningún principio de acuerdo, Greenpeace ocupó el hotel Protea Edward en el que el “World Business Council for Sustainable Development” celebraba el “World Business Day” para denunciar la actuación de las industrias más contaminantes que estarían “bloqueando” cualquier avance en la Cumbre.

El lobby contaminante sabotea Durban

La actuación del grupo ecologista, respaldada por otras organizaciones, incluyó el despliegue de pancartas con lemas como “Who is holding us back” (¿Quién nos impide avanzar?) o “Listen to the people, not the polluters” (Escuchad a la gente, no a los contaminantes) y fue acompañada por un teatro callejero que mostraba a nuestros máximos dirigentes como títeres de los lobbies contaminantes, dirigidos, según Greenpeace, por empresas como Shell, Koch Industries o Eskom, que aunque aparentemente defienden la lucha contra el cambio climático (en ninguna de sus páginas webs, verías lo contrario), por detrás, dan apoyo y financiación a aquellos políticos menos proclives a buscar soluciones y financian campañas contra los cambios legislativos respetuosos con el medio ambiente que podrían perjudicarles.

El asuntó no terminó ahí, Kumi Naidoo, director Ejecutivo de Greenpeace Internacional, declaró que esas compañías negociaban con el clima y la economía de todos, llegando a dominar a gobiernos que ponen a su servicio la política climática. Es por esto que Naidoo pide a los gobiernos dispuestos a salvar el clima que se distancien de los demás y de estas empresas, si es que no quieren llevar a sus espaldas millones de muertes por no detener el cambio climático a tiempo.

Junto a la protesta, Greenpeace presentó el documento Vendiendo el Clima. Doce contra uno (The Dirty Dozen), en el que se señalan a los doce directivos más influyentes a los que les atribuyen capacidad para afectar negativamente a la negociación de la Cumbre y sus vínculos con algunas de las delegaciones de los diferentes países.

A ellos y a sus grupos empresariales les atribuyen estar realizando o haber realizado de forma directa o mediante subterfugios las siguientes actuaciones:

  • Presión en Japón contra el segundo periodo de compromiso del Protocolo de Kioto.
  • Debilitar la legislación climática en Canadá.
  • Debilitar la legislación climática en la UE, incluido el objetivo de reducción de emisiones para 2020 del 30%.
  • Debilitar la legislación climática y energética de Estados Unidos.
  • Trabajar por un mayor acceso de las empresas que les permita influir en el diseño del acuerdo climático internacional (mediante sus asociaciones comerciales como el Consejo Mundial Empresarial para el Desarrollo Sostenible y la Asociación Canadiense de Productores de Petróleo).
  • Campaña contra el impuesto del carbono en Australia.
  • Campaña para que Sudáfrica siga dependiendo del carbón y campaña contra el impuesto del carbono.

Por ello, este grupo ecologista considera que el único obstáculo a la salvación del planeta es el pequeño y enormemente influyente grupo de personas que forman parte de este lobby, ya que ya no existen barreras ni técnicas, ni económicas para hacerlo.

Desde la filial española y en esta misma línea anuncian una nueva campaña en diferentes ciudades nacionales con la siguiente idea “Cada tres minutos se derrite en el Polo Norte una superficie de hielo equivalente al Santiago Bernabéu”.

A pesar de que los científicos recomienden atajar urgentemente la crisis climática y que la sociedad pida, cada vez más, salvar el clima, las expectativas de que se consiga algo en esta Cumbre siguen reduciéndose cada día. Es por esto que Aida Vila, responsable de la campaña de cambio climático de Greenpeace España proponga como única forma de avanzar, soltar lastre, es decir, abandonar a Estados Unidos, que representa con clara evidencia hasta para aquellos que no deberíamos creer en el poder de manipulación de los lobbies, que no es objetivo y que para la responsable de Greenpeace España, representa el ejemplo más claro de la influencia de los lobbies sucios en el proceso climático internacional.

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