Aunque la mayoría se muestran contentos de haber solucionado el conflicto diplomático con España, hay ciertos sectores que comienzan a ver sus contraindicaciones, a pesar de que YPF ya tiene luz verde para asociarse con Pemex y conseguir explotar el yacimiento de Vaca Muerta.
Algunos medios ponen en duda de que se trate de un buen acuerdo, pues aceptar como compensación deuda pública de un país conocido por su "default" podría tratarse de «un mal negocio».
«Página 12»: «En este acuerdo, todos tienen algo que celebrar», titula el diario que, según explica Tomás Lukin, el pacto «lo festejaron los mercados y lo respaldaron dirigentes sindicales y políticos, incluso opositores», aunque «la decisión de la petrolera concluirá una extensa disputa legal, económica, política y hasta diplomática. La decisión fue celebrada por las autoridades ibéricas, mexicanas y argentinas».
«Tiempo Argentino» destaca que el acuerdo sería, en primer lugar, beneficioso para YPF, pues abre la puerta a una asociación con Pemex «tras haberse liberado del influjo negativo de las huestes del CEO de la ibérica, Antonio Brufau».
«La Nación» da importancia a la llamada de la presidenta argentina a su homólogo mexicano, Enrique Peña Nieto, para agradecerle «el preponderante rol que asumió el director general de Pemex, Emilio Lozoya, en el acuerdo».
«Clarín», en cambio, compara las cifras que Repsol pidió el día de la expropiación con las que podría contemplar este acuerdo: «La directiva tiene que analizar las consecuencias jurídicas y fiscales para Repsol, y tendrá que tener en cuenta que aceptar 3.700 millones de euros de indemnización cuando después del 17 de abril del 2012 (día de la expropiación) se reclamaron 7.000 millones de euros más el lucro cesante. Además, los bonos de Argentina, el país responsable del default más importante de deuda soberana en el mundo, tengan solidez sobre todo a la hora de cobrarlos».
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