Diez claves frente al dolor de espalda

Diez claves frente al dolor de espalda

jueves 16 de octubre de 2014, 19:14h

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Si estás en ese 25% de la población española que sufre de dolores de espalda frecuentes, sigue estas indicaciones que te ofrecemos a continuación...

1. Realizar ejercicio diario

Caminar, hacer gimnasia en la piscina, nadar de espalda… ya que de esta forma reforzamos la musculatura lumbar. También podemos dedicar unos minutos por la mañana a practicar ejercicios específicos para las lumbares. Sin embargo, conviene evitar los deportes extremos que impliquen un sobresfuerzo de la espalda.

2. Prestar atención a la manera en que caminamos

En muchos casos, sin ser conscientes de ello, caminamos encorvados, cargando el peso de los hombros hacia delante. Es importante evitar esta tendencia, irguiendo la espalda y elevando la cabeza. Así mismo, no hay que abusar de los zapatos de tacón alto ni de los bolsos muy pesados, que cargan el peso en un único lado de nuestro cuerpo.

3. Cuidar la espalda también mientras dormimos

Nuestro colchón debe estar en condiciones óptimas, y no ser ni demasiado blando, ni demasiado duro. Así mismo, la mejor postura en las horas de sueño es dormir boca arriba, colocando una almohada bajo las rodillas y otra bajo las lumbares. Si es incómodo o no es posible, se puede dormir de medio lado, con las rodillas dobladas y una almohada no demasiado alta.

4. Vigilar el sobrepeso

Las personas con sobrepeso sufren una mayor tensión en los músculos de la espalda, y por lo tanto tienen mayor predisposición a padecer dolores en la zona lumbar. En el caso de mujeres embarazadas, existen fajas específicas para aliviar las molestias.

5. No descuides tu postura frente al ordenador

La parte superior de la pantalla deberá estar a la altura de nuestros ojos, para evitar tener que levantar o inclinar el cuello. La espalda debe estar apoyada en el respaldo y los pies en el suelo. Una buena silla adaptable en altura y un reposapiés pueden ser herramientas muy útiles. También puede recurrirse a un pequeño cojín en la zona lumbar.

6. Dobla las rodillas para coger pesos

Si tenemos que recoger del suelo un objeto pesado, no debemos inclinar la espalda. En su lugar, flexionaremos las rodillas, manteniendo la espalda recta, y lo levantaremos despacio y lo más pegado al cuerpo que nos sea posible, evitando movimientos bruscos. Si este tipo de movimientos deben repetirse con frecuencia, puede ser conveniente utilizar una faja protectora.

7. Huir de los movimientos repetitivos

Los gestos que se repiten constantemente pueden llegar a sobrecargar una zona concreta de la musculatura y provocar que nos duela. Hemos de tratar de evitar estos gestos cuando sea posible y, si hemos de realizarlos, prestar atención para llevarlos a cabo de una manera correcta que no nos produzca molestias. Además, es fundamental realizar breves descansos en los que podemos aprovechar para realizar estiramientos, cambiar de postura o caminar un poco.

8. Evitar el reposo total en cama

Si ya sufrimos dolor de espalda, debemos tratar de hacer vida normal, sin coger pesos ni realizar movimientos que nos provoquen mucho dolor, pero practicando ejercicio moderado. La permanencia en cama está recomendada única y excepcionalmente al principio, cuando el dolor es muy intenso, o cuando sea recomendada por el médico, y siempre que se cambie de postura cada dos horas.

9. El calor, un buen aliado

Puesto que el dolor de espalda suele tener origen muscular, la terapia térmica puede ayudarnos a relajar la zona. Para ello, podemos aplicar calor varias veces al día, en sesiones de 20 minutos, ayudándonos de una manta eléctrica, kits de terapia térmica o bolsas de agua caliente. Los masajes suaves o la aplicación de ultrasonidos también son recomendables en algunos casos.

10. Consultar al médico o al farmacéutico

Podemos preguntar a los profesionales sanitarios sobre el uso de analgésicos y antiinflamatorios para aliviar el dolor y mejorar la capacidad funcional, o sobre la posibilidad de los relajantes musculares en casos en los que el dolor sea muy intenso, y siempre que su utilización no supere la semana.

Si, tras aplicar estas recomendaciones, al final de la segunda semana no se experimenta una mejoría, es conveniente acudir al médico, para descartar otras posibles causas o valorar distintos tratamientos.

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