Una de cal y otra de arena

Una de cal y otra de arena

jueves 16 de octubre de 2014, 19:14h

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Esto es lo que debieron de pensar los cientos de trabajadores de la Radio Televisión Valenciana tras la decisión del Gobierno de Alberto Fabra de llevar adelante la supresión del servicio, a pesar de la decisión del TSJ de la Comunidad Valenciana.

Hablar de desempleo en estos tiempos cuesta, y más si hablamos de cientos de parados que a partir del mes que viene tendrán que acudir a fichar a su oficina del INEM más cercana en busca de un trabajo que, previsiblemente, y más en este sector, parece inexistente.

Nos enfrentamos no solo a una de las crisis económicas más acuciadas de nuestra historia, sino también a una crisis de identidad del sector de la Información. Hemos acudido en los últimos meses al cierre de cabeceras míticas, al descalabro de televisiones como Intereconomía TV o al abismo al que se enfrentan las radios españolas, que salvo excepciones, ven mermar su audiencia a favor de las emisiones digitales.

Es muy comentada ahora la frase de "se veía venir" pero, como siempre, parece que ni un bando del poder ni otro se ha atrevido a "meter mano" al asunto de la televisión pública, en este caso quebrada desde hace una década.

Esta no es una cuestión ideológica, porque si los socialistas dejaron una deuda importante en el ente informativo, los populares duplicaron su plantilla y multiplicaron esta deuda por 35. Podría hablar de la responsabilidad en el asunto de Eduardo Zaplana, Juan José Bayona, José Vicente Villaescusa (mención aparte merece su apellido), José Luis OIivas, Francisco Camps... Una larga lista que culmina en Rosa Vidal, elegida por el pleno de las Cortes Valencianas en octubre del pasado año.

La nueva directora general llegaba en pleno proceso de reestructuración de la televisión, convertida poco después en Radio Televisión Valenciana S.A. Su mandato, que no ha sido de los peores, comenzaba con buenas ideas y una fuerte convicción por sacar adelante la nueva fusión de la radio y televisión autonómica.

La hasta entonces abogada, responsable de Derecho Público en Broseta Abogados, se enfrentaba en su "investidura" a los despidos del ERE, con cambio de equipo de dirección incluido, además de una sonada disputa con el vicepresidente del Consell, José Ciscar.

Volvemos a la misma historia de siempre: ¿Privatizar o no privatizar? Muy criticado fue el concurso por el que se privatizaron casi 1.400 horas de contenidos de la RTVV. El hecho de haber llegado a este extremo sin conocer siquiera la sentencia del ERE, fue considerado como una traición a los trabajadores.

Apenas dos días después de la sentencia, a Vidal no le quedaba otro remedio que presentar su dimisión y la de todo su equipo, no sin antes recordar que, después de todos estos años, la sociedad iba camino de generar beneficios el próximo mes.

Ahora viene la pregunta que todos se han hecho: ¿Y si se hubiese aguantado un poco más? El hecho de no dar pérdidas por primera vez en casi diez años supone, a todas luces, un avance en la gestión de la RTVV, y más si cabe a tan pocos meses de mandato de Vidal y aún asentándose en su asiento al frente del ente.

Fabra parece además desentenderse del asunto, y prefiere hablar de motos o de cualquier otra cosa que "le incumba", tal y como profirió en su entrada el pasado fin de semana al circuito donde se celebraba el Gran Premio de la Comunidad Valenciana.

El presidente de la Generalitat ha tenido que aguantar pitidos, insultos y todo tipo de movilizaciones en las tres provincias valencianas durante los últimos días, a lo que se ha sumado la "locuaz" intervención de Ximo Puig, secretario general del PSPV-PSOE, que ha pedido a Fabra el "esfuerzo de coherencia" que ellos tampoco hicieron en su momento.

Como diría una conocida actriz española, recientemente fallecida, por unos y por otros, la casa sin barrer. Y es que en plena debacle social, económica, informativa, cultural..., los dos partidos políticos mayoritarios, o en su defecto, sus homólogos regionales, siguen el modelo llamado del "ping-pong", es decir, el de pasarse la pelota el uno al otro sin otro objetivo que ganar el partido o, en este caso, las elecciones.

Si la solución está en privatizar el ente, acudir a una instancia superior o bien hacer una sentada en plena puerta del domicilio de Fabra, no la voy a proponer yo, y menos cuando altos dirigentes de nuestro país llevan obviando el problema desde hace más de una década, algo que también hacen con Radio Televisión Española, cuya audiencia ha marcado mínimos históricos en este 2013. ¿Qué tiene que pasar para que alguien se ponga por fin manos a la obra?

Antes que nada, y sea cual sea el resultado final de esta situación obligaría, como ciudadano de a pie, a que todas y cada una de las radios y televisiones públicas que se encuentran a lo largo y ancho de nuestra geografía estuviesen regidas por auténticos profesionales del sector, y no permitir la inclusión y el enchufismo que ha llevado a esta situación.

Luego se quejan de que personajes como Belén Esteban se sienten en el lugar que le corresponde a un periodista. Quizás habría que empezar por mirar quién está al mando y qué ha hecho para estar ahí...

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