El Papa recrimina a la Iglesia su incoherencia y acelera la causa de Romero

El Papa recrimina a la Iglesia su incoherencia y acelera la causa de Romero

jueves 16 de octubre de 2014, 19:14h

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Francisco se posicionó ante miles de jóvenes a favor de aquellos que desconfían de la Iglesia y el Gobierno.

El Papa Francisco dio su discurso frente a cientos de miles de jóvenes reunidos en la playa de Copacabana durante la celebración del Vía Crucis. El pontífice ha recalcado ante sus simpatizantes  que Jesús entiende a aquellos que, hartos de la corrupción de los gobernantes y del caminar errático de la Iglesia, han perdido la confianza en la política y la fe en Dios. Providencia.

Pero este no fue el único punto que el Papa quiso resaltar durante su visita a tierras centroamericanas, ya que una de sus nuevas misiones que se ha impuesto a sí mismo, y está en proceso de conseguirlo, es acelerar la canonización de “la voz de los sin voz”, en este caso la del arzobispo salvadoreño Óscar Arnulfo Romero, que fue asesinado el 24 de marzo de 1980 en San Salvador mientras celebraba una misa en la capilla del hospital oncológico de la Divina. Un disparo acertó de lleno a darle en el corazón, impacto que se cobró la vida del monseñor Romero en el momento que levantaba el cáliz, mientras pronunciaba sus últimas palabras que siguen en la memoria del país: “Los militares están matando a sus mismos hermanos campesinos. Ningún soldado tiene que obedecer la orden de matar. En nombre de Dios y en nombre de este sufrido pueblo, les suplico, les ruego, les ordeno que cese la represión”.

El arzobispo Gerhard Ludwig Müller ha agradecido al Papa Francisco su implicación en la causa de Romero a través de una entrevista ofrecida al diario italiano La Stampa, en la que Müller dice “Considero a Óscar Arnulfo Romero un gran testigo de la fe y de la sed de justicia social. Su testimonio se expresaba en las homilías en las que hablaba de las trágicas condiciones de vida que entonces sufría su pueblo”. Lo único que buscan con la beatificación es honrar la memoria del monseñor, que dedicó toda su vida a la Iglesia y a los pobres.

Ante los jóvenes, Francisco explicó, refiriéndose a esta causa, que  “Con la cruz, Jesús se une al silencio de las víctimas de la violencia, que no pueden ya gritar, sobre todo los inocentes y los indefensos; con ella, Jesús se une a las familias que se encuentran en dificultad, que lloran la pérdida de sus hijos, o que sufren al verlos víctimas de paraísos artificiales como la droga; con ella, Jesús se une a todas las personas que sufren hambre en un mundo que cada día tira toneladas de alimentos; con ella, Jesús se une a quien es perseguido por su religión, por sus ideas, o simplemente por el color de su piel; en ella, Jesús se une a tantos jóvenes que han perdido su confianza en las instituciones políticas porque ven egoísmo y corrupción, o que han perdido su fe en la Iglesia, e incluso en Dios, por la incoherencia de los cristianos y de los ministros del Evangelio”.

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