El adolescente vendía café en Alepo y los guerrilleros le oyeron pronunciar una expresión que ellos consideraban blasfema cuando el chico hablaba con un amigo.
El resultado: juicio sumario y muerte por dos tiros, uno en la boca y otro en la nuca, todo delante de sus padres y hermanos, según ha dicho el jefe del OSDH, Rami Abdel Rahmane, que se apoya sobre una red de militantes y fuentes médicas.
Según Abdel Rahmane, se trataría muy probablemente de un grupo de yihadistas extranjeros. "Hablaban el árabe clásico, no el dialecto sirio", señala para justificar esta afirmación.
El OSDH ha condenado esta ejecución como "un acto criminal y un regalo" a al Assad, en la medida que "este tipo de crimen es exactamente lo que hace que la gente tema la caída del régimen".
La organización ha exigido el arresto de los asesinos, asegurando que "trabaja para identificarlo".
Grandes partes de la ciudad de Alepo se encuentran bajo control rebelde desde el año pasado y los militantes contra el régimen denuncian muy a menudo que grupos rebeldes se aprovechan a veces de este vacío de poder para imponer su ley y su concepción de la ley islámica, en este caso.
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