Un pueblo griego, rico y sin paro

Un pueblo griego, rico y sin paro

jueves 16 de octubre de 2014, 19:14h

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Un pueblo griego de menos de mil habitantes consigue un récord único: no tiene paro ni criminalidad y sus habitantes pueden declaran ingresos entre 30.000 y 150.000 euros anuales, algo inaudito en el mundo rural heleno.

El pueblo se denomina Anavra, se encuentra en una zona montañosa cercana a Almiró, en la provincia de Magnisías (centro de Grecia), tiene 2 colegios públicos en magnífico estado y gimnasio y parking gratuito, la media de sus habitantes no supera los 40 años y apenas pagan por la electricidad o la calefacción (pues tienen magníficos descuentos), mientras que en el centro de salud hay siempre un médico y tanto él como los maestros disfrutan de una vivienda gratuita.

El pueblo cuenta también con uno de los mataderos más modernos del país (la mayor actividad de la población trabajadora está relacionada con la ganadería que ahora ha adquirido la categoría, siempre bien vista en el exterior, de biológica), un campo de fútbol y de baloncesto, un parque ecológico muy visitado por colegios y turistas y muchos proyectos más, gracias a los esfuerzos de su anterior alcalde,Dimitris Tsukalás, y al parque eólico español cercano.

El compromiso de un alcalde

Anavra seguiría siendo un pueblo perdido con su ganado por unas callejuelas sin asfaltar si no fuera por este hombre, durante 16 años “Presidente de la Comunidad” (el nombre de los alcaldes de pequeñas localidades antes de la forzada reforma de la administración local griega). Nació en el propio pueblo pero se fue a estudiar y a trabajar en Lamía y Atenas, para volver a su pueblo ya jubilado de una compañía eléctrica DEI en 1990 y encontrarse con 300 habitantes, ganaderos, que vivían con sus cerca de 30.000 animales (vacas y cabras) debajo o al lado de sus casas, sin ni tan siquiera agua corriente ni una carretera.

A partir de entonces, con la ayuda de su mujer Máji, arquitecta que ha trabajado gratis para la municipalidad, de una empleada municipal y de algunos amigos, se puso manos a la obra y sin ayuda de ningún partido político, consiguió que los ganaderos llevaran a sus animales a la montaña y se construyera un nuevo matadero municipal en el año 2000 que implementa normas ISO y es de los mejores del país.

Se aumentó el desarrollo económico del pueblo, que ahora tiene más de 500 habitantes y muchas de sus nuevas actividades tienen carácter ecológico y de protección al medio ambiente, como un “Parque medioambiental y cultural”, que visitan a diario colegios de toda Grecia e incluso los extranjeros.

“Me eligieron para trabajar”

Prueba de la constante actividad de este incansable hombre es que sigue presidiendo la asociación voluntaria “Anavra Zo” y en reconocimiento de su trabajo ha recibido bastantes premios. Tsukalás declara que no hay recetas secretas para conseguir llegar a la meta: “Me eligieron [los del pueblo] para trabajar”.

Y en un país donde reinaba hasta ahora había reinado la corrupción y el enchufismo, destaca que lo que se necesita es no pensar en el beneficio y la fama propia, sino en la comunidad, no pensar en política sino en las obligaciones y necesidades del lugar. Y siempre termina diciendo: “Todo se puede hacer con esfuerzo, trabajo y colaboradores”.

Los vecinos tardaron en convencerse que la construcción de un parque eólico, que más tarde se convertiría en el primero de la región de Tesalía, era una buena idea. Tras muchos impedimentos (estatales y burocráticos, porque el alcalde Tsukalás consiguió convencer a los habitantes de las ventajas de esta actividad), se logró inaugurar en septiembre del 2006 el primer parque eólico de la región, construido por una empresa española, Gamesa Eólica, en el monte Orthris que forme parte de la comunidad de Anavra.

Energía renovable

Se construyó con un presupuesto de 23 millones de euros, instalando 20 aerogeneradores modelo G58-850kW con una potencia total instalada de 17 megavatios. Esta energía renovable consigue una producción anual estimada equivalente al consumo de 13.000 familias y es comprada por la compañía estatal de electricidad griega DEI. Y evita la emisión a la atmósfera de hasta 37 toneladas de CO2 al año y el consumo de 9.000 toneladas de petróleo.

Los habitantes acabaron por comprender que el parque también tendría un efecto depurador, similar al producido por tres millones de árboles. Y lo más importante: gracias al parque eólico, la comunidad ha recibido durante años entre 50.000 y 100.000 euros anuales, que hacen que se encuentre ahora en una situación privilegiada comparada con el resto de las corporaciones locales, víctima de constantes recortes y ajustes.

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