Una pintura revela la 'trama de las pinturas' de Barcenas

Una pintura revela la "trama de las pinturas" de Barcenas

jueves 16 de octubre de 2014, 19:14h

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La pintora argentina Isabel Mackinlay desmonta las "argucias" de Luis Bárcenas para justificar la procedencia de 560.000 euros que el extesorero del PP había justificado como fruto de la venta de 4 cuadros.

Mackinlay ha reconocido desde Buenos Aires al juez de la Audiencia Nacional instructor del caso Gürtel, Pablo Ruz, que Edgar Patricio Bell, supuesto testaferro de Bárcenas y del también extesorero de la formación conservadora Ángel Sanchís, le entregó 1.500 dólares por estampar su firma en un contrato simulado de compraventa de obras de arte.

A cambio de esta cantidad, la pintora Mackinlay, especializada en la restauración de paños de oro en iglesias, se haría pasar por marchante de arte intermediaria entre la esposa de Bárcenas, Rosalía Iglesias —que ejerció de supuesta vendedora—, y un comprador desconocido y por medio de esta treta la mujer del extesorero popular pudo ingresar en su cuenta 560.000 euros que en realidad pertenecían ya a su marido, según fuentes judiciales.

Las mismas fuentes afirman que el contrato se realizó en dos tiempos y que Edgar Patricio Bell contactó con la artista argentina porque su sobrino y el hijo de la pintora habrían coincidido como alumnos en el Liceo Francés de Buenos Aires.

En el primer contrato se recogía la compraventa de dos tablas del siglo XV y autor desconocido —La circuncisión del Niño y La Presentación del Niño en el Templo—. Por su fingida labor como intermediadora, Mackinlay recibió, según su  propio testimonio, unos mil euros. Este contrato se firmó en las oficinas bonaerenses de Patricio Bell. Según la restauradora, el testaferro le dijo que actuaba por orden de su jefe, Ángel Sanchís, que no podía figurar en la operación.

Posteriormente, Bell contactó de nuevo con la pintora para proponerle un cambio en el contrato y por 500 dólares más, se retiraban del documento las dos tablas anónimas del siglo XVI y se sustituían por un bodegón del pintor napolitano Giuseppe Recco.

En esta operación, según el testimonio de la artista argentina, participaron Bell, Sanchís y un “tercer hombre”, que no se presentó y que Mackinlay supo después que se trataba del propio Luis Bárcenas tras verlo en los medios de comunicación cuando se interesó por el caso por el que habría sido llamada a declarar por videoconferencia desde la Embajada de España en Buenos Aires.

Durante la comparecencia, la defensa de Luis Bárcenas mostró a la testigo otros dos contratos de compraventa de obras artísticas, en los que la artista no reconoció su firma, pero fuentes de una de las acusaciones afirman que la próxima diligencia de investigación que van a solicitar consistirá en solicitar al notario argentino que dio fe de la compraventa de los cuadros que certifique la verdad de la operación.

La declaración como testigo de Isabel Mackinlay pone en entredicho una de las supuestas patas que originaron la fortuna de Luis Bárcenas pues el extesorero del PP, que llegó a tener 38 millones de euros en cuentas bancarias en Suiza, atribuyó su fortuna al acierto en ciertas operaciones bursátiles, no sabemos si con información privilegiada, a las inversiones inmobiliarias y a la compraventa de obras de arte, como las señaladas.

El juez Ruz imputa a Bárcenas numerosos delitos. El primero es la defraudación de las cuotas de IRPF de 2002 y 2003 correspondientes a 459.565 euros y 515.350 euros que supuestamente le entregó el cerebro del caso Gürtel, Francisco Correa. El juez también le imputa cohecho y blanqueo. Ruz también menciona la ocultación al fisco junto con su esposa, Rosalía Iglesias, de 222.112 euros en 2006 y las cuotas no ingresadas en 2007 por IRPF e Impuesto de Sociedades que se derivan del descubrimiento de su fortuna en Suiza, que suman hasta ahora un total de 1,08 millones de euros.

 

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