Internet estatal a precios prohibitivos

Internet estatal a precios prohibitivos

jueves 16 de octubre de 2014, 19:14h

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“Una hora de Internet equivale más o menos a lo que gasto en una semana en comer”, explica el bloguero cubano Henry Constantin al otro lado de la línea del teléfono.

El mismo teléfono que aún utiliza para navegar en Internet porque el dinero no le alcanza para visitar alguno de los 118 centros públicos de conexión a Internet que ha inaugurado el Gobierno de Raúl Castro en toda la isla, y además por pura precaución.

Porque una de las reglas que ha establecido el Estado para el uso de estas salas dice claramente: “No usar para realizar acciones que puedan considerarse (…) como dañinas o perjudiciales para la seguridad pública, la integridad, la economía, la independencia y la soberanía nacional”. Y los mensajes que publica este bloguero en su blog y en su cuenta de Twitter  han sido valorados como eso precisamente: dañinos y perjudiciales.

Constantin vive en Camagüey: la capital de la provincia centro-oriental de Cuba que lleva el mismo nombre, donde ayer comenzaron a operar 5 nuevas salas de Internet administradas por la estatal Empresa de Telecomunicaciones de Cuba (Etecsa) donde se ofrecen tres tipos de servicios, con tres tarifas: una hora de navegación en internacional por Internet cuesta 4,5 pesos cubanos convertibles, unos  4,5 dólares estadounidenses; una hora de navegación por la intranet nacional, con activación de correo electrónico internacional, 1,5 pesos convertibles; y una hora de navegación por la intranet nacional, son 0,60 pesos convertibles.

“Uno pasa en bicicleta y ve que el público que hay allí es mínimo. Esos precios solo los puede pagar quien tiene familiares o amigos en el extranjero que les envíen dinero para recargar las tarjetas”, prosigue Constantin.

El servicio funciona a través de tarjetas de prepago que expiran en 30 días o mediante la contratación de una cuenta internacional de correo webmail en la que se almacenan hasta 50 megabytes de información siempre y cuando sea recargada al menos cada dos meses. “Lo que hace la mayoría es aprovechar la opción del correo electrónico, que tiene un precio menor que el de navegación. Pero hay que usar el servicio con reservas, porque se sabe que estos lugares están controlados por el Estado”.

Todavía hay sitios prohibidos. Desde que el Gobierno de los hermanos Castro admitiera las conexiones a Internet desde hoteles y oficinas de correo, hay páginas de Internet que permanecen bloqueadas a la consulta. 

Revolico.com es una de ellas: una plataforma cubana, creada inicialmente para promocionar la compra-venta de equipos usados de computación, donde ahora se anuncian desde ventas de zapatos hasta ofertas de gimnasios.

Sin embargo, a partir del martes los cubanos pueden navegar por las ediciones electrónicas de diarios internacionales y de blogs locales anteriormente vedados, como la edición electrónica del diario cubano-americano El Nuevo Herald y los portales www.vocescubanas.com y www.desdecuba.com, en dónde se alojan los blogs de decenas de cubanos disidentes.

Menos es nada, pueden decir los cubanos. La ventana a la web que se ha abierto en Cuba este martes, sostiene el Gobierno, ha sido posible gracias al tendido de un cable submarino de fibra óptica, de 1.600 kilómetros de largo y a un costo de 70 millones de dólares, que conecta a Cuba con Venezuela y Jamaica. La instalación del cable terminó hace ya más de un año, en febrero de 2011, pero este sólo comenzó a funcionar a partir del pasado 24 de enero. Según dijo el viceministro de Comunicaciones de Cuba, Wilfredo González, al día siguiente de anunciar la apertura al público de los centros de conexión que abrieron sus puertas este martes, las únicas limitaciones al uso privado de internet en Cuba responden a razones “tecnológicas y financieras”.

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