Su gobernador, el demócrata John Hickenlooper, ha firmado un paquete legislativo histórico en el que establece límites sobre el cultivo individual, la cantidad que pueden adquirir los habitantes de Colorado y los no residentes, qué establecimientos pueden dispensar la marihuana y cómo debe estar envasada, así como el establecimiento de la tasa mínima para conducir bajo los efectos del cannabis.
Hickenlooper, reticente a la legalización de la marihuana, ha reconocido durante la rúbrica de esta normativa “de sentido común” aprobada por el estado de Colorado que estas leyes son el mejor intento para “navegar por el territorio inexplorado que es la legalización de la marihuana recreativa”.
La marihuana, pese a ello, sigue siendo una sustancia prohibida por la legislación federal. Desde que Colorado y Washington decidieran en noviembre de 2012 legalizar por primera vez en la historia el mercado de la producción, venta y consumo de la marihuana, el Departamento de Justicia no se ha pronunciado sobre cómo afrontará la Administración el desafío de estos dos Estados.
El gobernador de Colorado espera una reacción pronta aun cuando no sabe en qué dirección irá. El portavoz de la Fiscalía de Denver (Colorado) ha enviado un correo electrónico en que asegura que "revisarán todos los aspectos de las leyes" antes de ofrecer una respuesta oficial.
De acuerdo con la nueva normativa, los adultos, es decir, los mayores de 21años, podrán cultivar un máximo de hasta 6 plantas de marihuana en sus hogares para su uso personal y los habitantes de Colorado estarán autorizados a comprar hasta 28 gramos de marihuana -la misma que es legal poseer-, mientras que la cantidad para los residentes de fuera del Estado se limita a la cuarta parte.
Naturalmente, no se podrá adquirir el cannabis en cualquier sitio, sino únicamente en los establecimientos autorizados para vender marihuana medicinal y en aquellos que ofertan productos relacionados con su consumo -como pipas- y sólo podrán solicitar licencias de apertura quienes vivan en Colorado.
Además, la marihuana deberá llevar etiquetas indicativas de su cantidad y la potencia de THC -principal componente psicoactivo del cannabis-.
La legislación no se queda ahí sino que también regula el establecimiento de impuestos sobre la marihuana y su venta, proponiendo un 15% sobre el bien específico y otro 10% sobre la transacción.
La recaudación de estas tasas, que se estima en 40 millones de dólares, se destinará al desarrollo y construcción de nuevas escuelas.
Sin embargo, a pesar de que esta medida esté “aprobada”, está supeditada a que los habitantes del Estado voten a favor de esa subida impositiva en noviembre de 2014 ya que la legislación de Colorado condiciona la aplicación de cualquier nuevo impuesto a la aprobación previa de sus ciudadanos en las urnas y, pese a que en ese territorio son reticentes a autorizar los incrementos impositivos, el gobernador y los promotores de la legalización se muestran confiados en que respaldarán la medida.
Otra de las novedades de la nueva regulación consiste en el establecimiento de un límite en la tasa de THC para la conducción, semejante a los límites fijados para el consumo de alcohol. La tasa máxima será de 5 nanogramos de THC en sangre, por encima de la cual, se presume que se conduce bajo los efectos de la marihuana lo que faculta a la policía a prohibir coger el volante.
La semana pasada, Gil Kerlikowske, el responsable de la política de lucha contra las drogas de la Casa Blanca se mostró radicalmente opuesto a la legalización de la marihuana aprobada por Colorado y Washington y abogó por despenalizar determinadas conductas.
Colorado se convierte así en el primer territorio del mundo entero en regularizar el mercado del consumo recreativo de marihuana, porque de momento, el Estado de Washington únicamente ha publicado una propuesta que pretende convertirse en una guía de recomendaciones a tomar en consideración por los legisladores, que tienen previsto presentar la normativa estatal a mediados del próximo mes.
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