"Tengo respeto por Aznar y por todos los expresidentes del Gobierno. Cada uno interpreta cuál es su papel", ha dicho el ex-presidente en una entrevista en RNE en relación a las duras declaraciones de José María Aznar con respecto a la gestión del Ejecutivo de Rajoy, hombre que él mismo puso al mando.
Naturalmente, en un mundo normal con partidos normales, lo más factible habría sido que hubiera sido Zapatero o Felipe González quienes fueran más críticos con Rajoy, pero España ya no forma parte de la normalidad y ha sido Zapatero quien, en un tono muy institucional, en todo momento ha evitado cargar contra el Partido Popular, sin olvidarse de mostrar su respaldo al líder del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba.
"Mi posición es mantener el máximo silencio posible. Cualquier cosa que pueda decir aquí o fuera de aquí que de una u otra manera perjudique a España no saldrá de mi boca", ha zanjado Zapatero, mientras reconocía que "es una situación difícil para todos los partidos políticos. No es fácil acertar en el discurso y trasladar confianza".
Esta actitud choca de frente con la del expresidente Aznar en su entrevista en Antena 3, dónde exigió una bajada de impuestos e incluso amago, o así lo entendimos los españoles, con volver a la política, lo cual le ha valido durísimas críticas de los dirigentes del PP de toda España.
Entre ellos, las del nuevo portavoz popular en el Parlamento vasco, Borja Sémper, quien ha llegado a publicar en su cuenta de Twitter lo siguiente: "Zapatero se consolida como el mejor expresidente de Gobierno".
El expresidente ha afirmado que "nadie" duda de la capacidad política de Rubalcaba y ha agradecido su lealtad y apoyo cuando trabajaron juntos en el Gobierno. "Con él he vivido la parte que me ha exigido más como presidente, toda la lucha contra ETA", ha añadido.
El expresidente también ha querido hablar de Cataluña y la deriva soberanista, que en su opinión "no va a ir a ninguna parte". "Creo sinceramente que CiU no es independentista, conozco a sus líderes", ha afirmado con rotundidad.
"Artur Mas es un político con estatura, europeo. Él sabe muy bien que la dirección política de Europa no tiene nada que ver con la independencia catalana. Lo que estamos viendo es una estrategia política"- ha dicho un calmado Zapatero que, pese a ello reconoce el creciente distanciamiento de Cataluña con España, lo cual, en su opinión, tiene "mucho que ver" con la crisis. Respecto al PSC, el expresidente ha destacado su "papel de equilibrio e integración".
Zapatero ha insistido, a pesar de las críticas recibidas en su etapa al frente del Gobierno por su optimismo, en la necesidad de inyectar ánimo con mensajes positivos. "No podemos olvidar lo que ha logrado España en 40 años", ha dicho. El expresidente ha admitido, sin embargo, que si volviera atrás no tardaría tanto en reconocer que había una crisis. Eso sí, ha matizado que considera que ese gesto no habría cambiado la situación económica.
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