A raíz de su intervención en el Congreso, la diputada conservadora ha recibido varias cataratas de insultos, "calumnias" e "injurias", así como "amenazas" que afectan no sólo a su persona, sino hasta a su propia hija, a las que iban a ir a violarlas, algo que de ser cierto es sin duda inexcusable, pues este uso de esta red social es deleznable y los autores podrían acabar visitando los Juzgados.
Escudero ya denunció ante los medios el pasado miércoles los insultos que estaba recibiendo en las redes sociales. "Como persona puede no gustar mi intervención pero respétala. Di que no estás de acuerdo, pero quien no respeta lo más mínimo unas ideas y mi trabajo, ¿cómo va a respetar la vida de un ser humano?", se preguntó, tras señalar que ante las "brutalidades" que había visto en Twitter se estaba planteando si cerrar su cuenta personal.
Por eso, Escudero decidió presentar una denuncia en la comisaría del Congreso de los Diputados, que será traslada al juzgado de instrucción correspondiente. La Policía está investigando el origen de los mensajes y ha dispuesto medidas de protección a la parlamentaria.
El ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, que acudió al Pleno poco antes de las votaciones, sí mostró explícitamente su apoyo a la diputada Escudero al dirigirse a su escaño para darle un abrazo, un gesto que pudieron percibir los diputados presentes en el hemiciclo.
El debate sobre el aborto ha abierto una encendido polémica incluso entre las filas del Partido Popular, donde se pudo percibir como algunos miembros de su propia bandada, le negaban el aplauso.
Buena parte de esta formación ha defendido la intervención de Escudero, a la que han trasladado personalmente mensajes de respaldo, aunque también hay algunas voces en el PP que critican el tono agresivo de su discurso que, a su juicio, les resta votos, algo tremendamente importante para un gobierno que mueve el hemiciclo y la legislación a su antojo.
Durante el debate de la iniciativa socialista sobre la interrupción voluntaria del embarazo, Escudero aseguró que "las estadísticas demuestran que un 31% de mujeres sin estudios abortan, frente a un 5% de universitarias". Además, dijo que los proabortistas votan defender los embriones de cefalópodos, como los pulpos, y los de los mamíferos, como las vacas y los caballos, porque sufren, y se preguntó por qué en cambio no defienden el embrión de un ser humano.
Su discurso suscitó el revuelo de las diputadas de la Izquierda Plural y del PSOE, pero también despertó críticas en el propio Partido Popular, ya que la vicepresidenta primera del Congreso, Celia Villalobos, decidió abandonar el hemiciclo visiblemente contrariada y no participar en la votación, un comportamiento por el que ha sido sancionada.
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