Así era Ariel Castro, el secuestrador de las tres jóvenes

Así era Ariel Castro, el secuestrador de las tres jóvenes

jueves 16 de octubre de 2014, 19:14h

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Para sus familiares era “amable”, para sus vecinos “un tipo normal” y poco más se conoce de Ariel Castro, el propietario de la casa de Cleveland en la que permanecieron cautivas, durante 10 años, las jóvenes Amanda Berry, Gina DeJesus, y Michele Knight, y que este lunes fueron encontradas sanas y salvas.

Los detenidos son Castro, de 52 años, y sus hermanos Pedro, de 54 años y Oneil, de 50, ha confirmado la Policía de Cleveland. A los tres se los relaciona con el secuestro de las chicas.

Los vecinos de Castro, nunca imaginaron que en la vivienda que este adquirió en 1992, en el 2207 de la Avenida Seymour, una modesta casa de dos plantas, se encontraban ocultas tres adolescentes y a una niña pequeña, pero para el subjefe de la Policía de Cleveland, Ed Tomba, no cabe duda de que tienen “al hombre correcto bajo custodia”.

“Me da vergüenza que ni yo ni nadie del vecindario nos hubiéramos percatado de nada”, ha reconocido a los medios locales un valiente joven de 27 años, Juan Pérez que ha crecido a tan sólo dos manzanas de donde residía Castro y con quien solía jugar de pequeño y conversar más adelante.

Para el joven Pérez Castro era un hombre “carismático” al que le gustaba bromear con los chicos del barrio, llevándoles en su bicicleta. Charles Ramsey, el hombre que ayudó a huir de la casa a Berry, asegura que su vecino era “un tipo normal, una buena persona”, con el que, tal como confirmase a distintos medios el lunes pasado, a menudo había celebrado barbacoas con Castro en su residencia y que nunca sospechó que pudiera tener encerradas a tres personas. “Salía de su casa, jugaba con los perros, se ocupaba por mantener a punto sus coches y su moto y volvía a entrar. Nada raro”, reconoció.

Pero tras descubrirse que la vivienda de su vecino servía de cárcel a tres adolescentes, algunos de sus vecinos comienzan ahora a percatarse de ciertas costumbres de Castro que, antes, les habían pasado desapercibidas. Jannette Gómez ha asegurado a la prensa local que solía aparcar su motocicleta y su camioneta roja en la parte trasera de la casa, cerraba la valla y entraba por la puerta de atrás, casi nunca por la principal. “A veces encendía la luz del porche, pero la casa siempre estaba a oscuras. Las persianas siempre estaban cerradas y al menos una de las ventanas estaba tapada con un panel”, recuerda.

Castro, de origen portorriqueño, era conductor de autobuses escolares de Cleveland. Su tío, Julio Castro, asegura que su sobrino era bajista en varias bandas y que solía tocar en un club que perteneció al tío de DeJesus y en su propio perfil de Facebook, Castro señalaba que formaba parte del Grupo Fuego, "una banda de merengue y música tropical", aunque sus componentes se hayan apresurado a puntualizar rápidamente que aquel solo tocó con ellos en dos ocasiones en 2008. Ariel es el único de los tres hermanos detenidos que residía en la casa donde hallaron a las jóvenes.

Castro no era un desconocido para la policía, pero sí había logrado pasar desapercibido durante los últimos años, consiguiendo mantener de esta forma a tres mujeres ocultas en su casa sin que nadie se percatara de ello. De los informes policiales y judiciales sobre él, se concluye que era un hombre irascible que luchaba por controlar su temperamento pues, por ejemplo, en 1993, fue acusado de violencia doméstica, pero el juez decidió no procesarlo y su exmujer, ya fallecida, tenía la custodia de sus hijos, aunque su abogado, Robert Ferrei, ha asegurado a The Plain Dealer que, en ocasiones, obligaba a sus hijas a estar alejadas de su madre. En 1996, Castro también fue demandado por lanzar una valla contra uno de sus vecinos.

El alcalde de Cleveland, Frank Jackson, ha señalado este martes en rueda de prensa que los agentes contactaron con Castro en dos ocasiones, ninguna relacionada con el secuestro de las tres jóvenes y ninguna directamente en su vivienda de la Avenida Seymour. La primera, en 2000, a requerimiento del propio Castro, que llamó a la policía para denunciar una pelea en el vecindario y la segunda, en 2004, para preguntarle por un incidente en el autobús escolar que conducía en el que, al parecer, dejó olvidado a un niño. Los agentes llamaron a la puerta, pero nadie contestó.

En su perfil de Facebook, Castro señala que tiene cinco nietos y tres hijos. Uno de ellos, sin saber lo que hacía su padre, llegó a publicar un artículo sobre la desaparición de DeJesus, mientras trabajaba como becario de un periódico. Respecto de sus otros dos hermanos, su tío ha indicado a la cadena de televisión CNN que los conocía bien. “Les gustaba beber mucho, pero no sé si seguían haciéndolo ahora. Pero Ariel nunca fue un gran bebedor”, ha indicado.

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