Curiosidades de la naturaleza: termitas kamikazes

Curiosidades de la naturaleza: termitas kamikazes

jueves 16 de octubre de 2014, 19:14h

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Todos los insectos sociales, tales como abejas, hormigas o termitas, acostumbran haber desarrollado una casta de soldados para proteger toda la colonia. Pero las obreras de las termitas Neocapritermes taracua también han desarrollado una sorprendente táctica defensiva aunque kamikaze.

Curiosidades de la naturaleza: termitas kamikazes

Estas termitas obreras  que habitan las selvas de la Guayana francesa son capaces de rasgarse por la unión entre el tórax y el abdomen, mientras expelen un líquido pegajoso y tóxico, lo que supone un suicido, pero les otorga  muchas posibilidades de acabar con el enemigo.

El arma química que utilizan está compuesta de dos sustancias que sólo se mezclan en el momento de la explosión, en una reacción venenosa. Por un lado, están las secreciones de las glándulas salivares y, por otro, unos cristales azules de proteínas que contienen cobre y son almacenados en unos bolsillos específicos que crecen sobre la coraza dorsal del animal.

Este es el motivo por el que  las obreras que los desarrollan han sido rebautizadas por los investigadores como “azules” porque sus compañeras “blancas” aunque también explotan, su secreción es menos tóxica por lo que se toman algo más de tiempo antes de decidirse a inmolarse.

Un estudio cuyo primer autor es Jan Šobotník, de la Academia de Ciencias de la República Checa, ha examinado este peculiar comportamiento y puso de manifiesto los detalles en la revista Science.

Sobotnik y sus colegas comprobaron que son las trabajadoras de más edad las que empiezan a desarrollar estos cristales, cuyo volumen va aumentando a medida que pasa el tiempo.

Para comprobarlo, midieron las mandíbulas con las que mastican la madera, que se van desgastando hasta que dejan de rendir igual. Yves Roisin, otro de los autores de este artículo, explica que “entre los insectos sociales el individuo no cuenta”, o más bien cuenta por el trabajo que pueda realizar para el bien de la colonia, por lo que cuando empiezan a resultar menos eficientes, es muy probable que se autosacrifiquen, algo que diverge de lo que los humanos hacemos que enviamos a nuestros jóvenes a la guerra.

Cuando la termita trabajadora azul es atacada por un enemigo, rompe la pared de su cuerpo, matándose a sí misma en el proceso, para lanzar fuera una gota del líquido pegajoso que es tóxico para otras termitas. Es como un terrorista suicida descontrolado que porta encima una mochila con explosivos. Él muere, pero todos los que están a su alrededor también.

La toxicidad del líquido resulta de una reacción química entre los cristales azules que, a modo de mochila que crece con la edad, llevan las termitas azules y los productos de glándulas salivales, secretados durante la ruptura del cuerpo.

Ahora los investigadores pretenden analizar otras terminas emparentadas con las Neocapritermes taracua para buscar adaptaciones que expliquen la evolución de este fenómeno tan sofisticado e impresionante, como puedes comprobar aquí:



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