Curiosidades de la Naturaleza: Infidelidad femenina y cuidado de la prole

Curiosidades de la Naturaleza: Infidelidad femenina y cuidado de la prole

jueves 16 de octubre de 2014, 19:14h

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Esta semana desvelamos cómo se comportan los machos de algunas especies con las crías cuando tienen sospechas de que la hembra pudiera serles infiel.

Curiosidades de la Naturaleza: Infidelidad femenina y cuidado de la prole

Porque hay varios tipos de comportamientos posibles: Algunos machos animales dosifican sus esfuerzos con la prole si no están seguros de su paternidad mientras que otros cuidan sin problema de crías que no son suyas. 

Esta semana, la revista PLOS Biology ha publicado un metanálisis de 60 estudios sobre el comportamiento paternal de los machos de 48 especies de insectos, peces, pájaros y mamíferos en el que concluyen que los machos contribuyen al cuidado parental dependiendo de la fidelidad que le presupongan a su pareja.

“Los machos son más tolerantes y a la vez más astutos de lo que pensábamos”,  ha explicado a la agencia SINC Charlie Cornwallis, uno de los autores del estudio investigador dela Universidad Lund(Suecia), un estudio en el que también han participado las universidades de Oxford y Yale. 

“Son capaces de ajustar sus cuidados según el grado de infidelidad que sospechan”, añade Cornwallis. Más de la mitad los machos 'engañados' del estudio seguían cuidando hijos que no les correspondían, sin que, en principio, haya una razón para este comportamiento que no parece tener mucho sentido desde el punto de vista evolutivo, pues no ayuda a que sus genes se propaguen a la siguiente generación.

Y aunque la atención parental es muy variable en las especies estudiadas, los investigadores encontraron una explicación que podría generalizarse para explicar porque algunos cornudos prefieren cuidar hijos que no son suyos.

Porque analizando todos estos datos de 48 especies han llegado a la conclusión de que este comportamiento es más frecuente en las especies en las que el índice de infidelidad femenina es más bajo o cuando el cuidar de los cachorros de otro no daña el futuro éxito reproductivo del padre, es decir, cuando la presencia del pequeño no impide, por ejemplo, el apareamiento con la hembra, como en el caso de los leones en el que los machos que derrotan al jefe de una manada han de matar a todas las crias del anterior jefe antes de que las leonas los acepten como nuevos líderes.

Los machos "saben calcular si cuidar de hijos ilegítimos reducirá la descendencia propia que puedan tener", explica Cornwallis.

Familia es conflicto

Además, aunque según el metanálisis filogenético, los machos adapten su comportamiento al tamaño de sus posibles ‘cuernos’, también han de considerar las pérdidas que se derivarían si se equivocaran e ignoraran a propósito, a su descendencia real. 

En cualquier libro de ecología que analice el comportamiento animal dirá que la palabra ‘familia’ constituye en sí un ‘conflicto’ porque cada individuo intenta maximizar su eficacia reproductiva porque en casi todas las especies donde los machos contribuyen al cuidado de los hijos las hembras se emparejan con múltiples machos y esto conlleva que a menudo los machos cuiden hijos que no les pertenecen, lo que les hace perder tiempo y recursos.

Un ejemplo de esto es el caso del escarabajo Phyllomorpha laciniata, en el que las posibilidades de sobrevivir de la descendencia aumentan si la hembra deposita los huevos sobre el macho pero esto conlleva un mayor riesgo para el macho que se arriesga a ser devorado por un pájaro.

La reducción de cuidados paternales en descendencia ilegítima es un fenómeno muy generalizado en la naturaleza, pues se da en más del 80 % de las aves, insectos, mamíferos, peces y reptiles estudiados hasta ahora. De estas especies, el abandono paterno se produce especialmente cuando el riesgo de infidelidad es muy alto, y el cuidado disminuye el futuro éxito reproductivo del macho.

Por el contrario, en especies como la humana, donde las hembras defienden con mucha fuerza la monogamia, vale la pena que el macho se quede, ya que desertar implica un riesgo alto de estar abandonando a la propia descendencia.

 

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