En efecto, algunas abejas han desarrollado una estrategia autodefensiva coordinada muy efectiva para repeler sus ataques. Hoy os desvelamos las estrategias de las abejas Apis cercana japónica y Apis mellifera cyria.
Los ataques de los avispones japoneses Vespa mandarinia japónica a las abejas Apis cercana japónica pierden eficacia cuando las invasoras son rodeadas formando una bola por grupos de hasta 500 abejas que generan tal cantidad de calor que elevan la temperatura de la colmena o el punto de ataque hasta los 47ºC, una temperatura que las abejas son capaces de resistir, no así los avispones. Ellas, más tolerantes a la alta temperatura, resultan ilesas del contraataque que suele durar unos veinte minutos aunque la temperatura letal para los avispones la alcanzan en tan sólo 4 minutos.
Y es que las abejas han tenido que recurrir a esta técnica para luchar contra este que podría ser uno de sus peores enemigos, pues 20 de estos depredadores insaciables de abejas que asaltan las colmenas en busca de larvas y pupas son capaces de matar 30.000 abejas en apenas tres horas.
Pero claro, para hacer eso tienen que reunirse varios avispones y las nativas japonesas han desarrollado esta estrategia para atacar a los avispones que deambulan en misión de reconocimiento y que cuando encuentran una colmena la marcan con una feromona de ataque, una sustancia química secretada por el avispon para indicar a sus congéneres la localización del próximo objetivo, algo que se ha de evitar a toda costa, pues muchas vidas correrían peligro.
Pero, afortunadamente, las abejas han aprendido a descifrar el mensaje y esperan el ataque con esta defensa coordinada preparada: envolver y asar a los avispones.
Las abejas chipriotas (Apis mellifera cypria) han desarrollado un comportamiento de defensa similar que consiste en formar una bola en torno a su mayor enemigo,la avispa oriental (Vespa orientalis), hasta matarlo, pero no con calor sino por asfixia.
La estrategia que emplean las abejas chipriotas es el de asfixiar al agresor.En cuestión de segundos, las abejas que iban a ser víctimas de un ataque de estos depredadores, forman una piña de entre 50 y 120 individuos que atrapa a la avispa por detrás, oprimiendo su abdomen e impidiéndole respirar, asfixiándola lentamente durante una hora hasta que muere.
Y aunque la temperatura no es el factor determinante para la muerte de la avispa, si contribuye a aumentar la concentración de dióxido de carbono en su hemolinfa, logrando un efecto anestesiante que facilita la labor inmovilizadora de las abejas.
Queda por dilucidar el mecanismo que coordina el ataque de las abejas chipriotas, aunque por comparación con el caso de las abejas japonesas, lo más probable es que sea algún tipo de feromona, ya sea una de alarma de las propias abejas, ya sea una que segrega la avispa para marcar la colonia para un posterior ataque, pero ya se sabe que las abejas transmiten la orden mediante un siseo característico de alta frecuencia que es distinto del que las otras especies vecinas de abeja son capaces de emitir.
El problema no es para estas especies sino para la europea, que no tiene ninguna herramienta diseñada para afrontar estos tipos de ataque y si estas avispas se propagan, serán unas victimas muy fáciles.
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