El trabajo recien publicado en el último número de la revista Proceedings of the Royal Society B, revela que las palomas que cambian su hábitat natural del suelo a los árboles evolucionan hacia morfologías más afines a dicho medio.
Para ello, el estudio ha analizado los rasgos de casi 160 especies de palomas, más de la mitad de las especies que existen en el planeta actualmente y según sus resultados, aquellas aves especializadas en la vida arbórea presentan colas más largas y patas más cortas que las que habitan mayoritariamente en el suelo.
Con la información recopilada de estas especies de paloma, el equipo ha reconstruido su árbol filogenético, de él que han concluido que todas las especies arborícolas descienden de especies forrajeras terrestres y que, por tanto, su morfología ha surgido más recientemente dentro de su historia evolutiva.
“Hasta ahora, la evolución ha sido principalmente entendida como una consecuencia de los factores ambientales que configuran la forma y la función de los organismos, explica el investigador del CSIC en el CREAF Daniel Sol, que ha participado en la investigación. Nuestro trabajo nos da a entender que “los cambios evolutivos también dependen de factores intrínsecos que determinan cómo los animales interactúan con su medio ambiente”, añade el investigador del CSIC.
Según otro investigador del CREAF, Oriol Lapiedra, líder del estudio, “las extremidades más cortas y la cola más larga son rasgos más adecuados para moverse entre los árboles, ya que les confieren mayor estabilidad”, mientras que las patas largas y la cola corta favorecen el desplazamiento terrestre.
La investigación también ha descubierto que la tasa de cambio morfológico asociada a esta variación del comportamiento es mucho más rápida que la que exhiben especies similares que han mantenido su vida en el suelo de forma exclusiva, es decir, se adaptaron más rápido a este cambio de nicho ecológico que las especies que nunca decidieron o tuvieron que cambiar de nicho.
El cambio de hábitat que han sufrido las especies arborícolas podría estar motivado por competencia con otras especies y por colonización de nuevos territorios, entre otras causas.
Camino sin retorno
Los cambios en el comportamiento no sólo afectan al proceso evolutivo, sino que pueden dirigirlo hacia un callejón sin salida, apuntan los investigadores pues según la investigación, existe muy poca variabilidad morfológica entre aquellas aves especializadas en la vida arbórea, lo que supone un riesgo desde el punto de vista evolutivo.
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